“Conocer es resolver”. José Martí. Inicio con esta frase el tema del maltrato infantil, difícil de abordar, en constante cambio igual que la sociedad y sus dramas humanos, pero si estamos abiertos al conocimiento, podremos salvar la mayor cantidad de víctimas.
Cuando se visibiliza, nos confronta con los aspectos más perversos del ser humano. La indignación producida por los reportes de abuso en centros de refugios para menores debe servir para encarrilarnos por caminos más justos y equitativos, por la defensa de la infancia y los grupos vulnerables, si queremos crecer como nación. En este periodo de pandemia de la Covid-19, hemos sido testigo, a través de los medios de comunicación, de actos violentos ( homicidios, suicidios, feminicidios) y la niñez no ha escapado del monstruo de la violencia.
El maltrato infantil en sus formas graves produce secuelas de psicopatología (suicidio e intentos de suicidio, depresión, estrés postraumático, abuso de sustancias, trastornos de la personalidad, otros), discapacidad y muerte. Si conocemos su historia y dinámica, podremos identificarlo, prevenirlo y tratarlo.
La evolución del niño en la historia para llegar a ser objeto de derecho, ha estado directamente asociada a los cambios en la construcción social de la infancia y las características del niño, que se fueron planteando a lo largo de los siglos. El no reconocimiento de sus derechos y la falta de conocimiento de sus características psicosociales llevaron al desarrollo de modelos educativos, familiares e institucionales abusivos. Como se demuestra en las civilizaciones antiguas. En América, tenemos constancia de sacrificios humanos (la Doncella de Ampato). También los niños y jóvenes fueron esclavos, trabajaban y participaban en las guerras como soldados. Se les aplicó la pena de muerte. El arte, cine y literatura lo exponen.
El primer reporte de maltrato infantil fue realizado por el médico francés Tardieu, “síndrome del niño golpeado”. La definición del maltrato infantil fue dada por Kempe y colaboradores. En el año 1989 se promulga la Convención sobre los Derechos del Niño. En nuestro país, se establece en 1997 la Ley 27 sobre la denuncia de la violencia intrafamiliar y el maltrato al menor, y posteriormente se hacen modificaciones con la Ley 38 de 2001. Es multicausal y ha sido estudiado desde diversas perspectivas. Los padres que maltratan tienen las siguientes características: muy jóvenes, bajo nivel educativo y socioeconómico; historia de maltrato, pensamiento rígido o concreto; baja tolerancia a las frustraciones; impulsividad e inmadurez emocional. Los niños maltratados: productos no deseados, limitación física o mental; primogénitos o de sexo masculino; con trastornos conductuales, y en edad preescolar. Familia con maltrato: presiones económicas; lucha por la custodia, y estilos de comunicación deficientes. La sociedad y la cultura: estrés socioeconómico, cultura de la violencia e impunidad en la protección de los derechos humanos.
La niñez es un periodo vital del desarrollo humano. El infante necesita de una familia que lo ame, proteja y cumpla sus funciones, pero cuando estas condiciones no se dan, son el Estado y la sociedad quienes deben responder.
La violencia es toda acción, omisión o trato negligente cometido por una persona que perjudique la integridad física, sicológica, sexual, patrimonial o la libertad de las personas. Tipos de maltrato: físico, sexual, psicológico, negligencia, institucional (rechazo escolar), intrauterino, patrimonial, explotación laboral, explotación sexual comercial, involucrados en conflictos armados, pornografía, venta de niños, turismo sexual infantil, prácticas tradicionales nefastas, niños de la calle, otros.
Los menores en situaciones de pobreza y abandono experimentan todas las formas de maltrato. La víctima sufre en los aspectos espirituales, biopsicosociales y sexuales ( visión integral del ser humano). El menor maltratado pierde su condición de persona y se convierte en un objeto, en un número. Cuando es detectado, entra a un laberinto. Algunos se salvan, porque hay que reconocer el esfuerzo en conjunto que se viene realizando en todas las esferas involucradas: sistemas de salud, educación, legal y otros.
La autora es psiquiatra de niños y adolescentes