Mancharse de patria

Mancharse de patria


Mi hermano Ariel Figueirido, llegó a la iglesia con una camisa celeste. Unas gotitas como de pintura roja, blanca y azul, moteaban su hombro. “Estás manchado de patria” le dije, “esos son los colores de la bandera panameña”. Hicimos bromas y echamos unas risas, pero me quedé con lo de “manchado de patria”.

¿Cuántos están celebrando a la patria con las manos manchadas de corrupción? ¿Cuántos entusiastas de la ignorancia siguen prefiriendo que nuestra educación se empobrezca? ¿Cuántos prefieren que sigamos cada día más inmersos en la inseguridad? Hay muchos que prefieren vivir manchados de silencio, de inacción y complicidad equidistante.

Mancharse de patria es trabajar por ella con respeto, honestidad y vocación por los demás. Porque no podemos olvidarnos, y los corruptos lo hacen, que la patria somos las personas, que el dinero es de todos, que no existe ningún ente político llamado Panamá, si no que lo conformamos cada uno de nosotros: eso es estar manchado de patria, cuando ese tricolor motea, más allá de la poesía, nuestro que hacer ciudadano.

A ver si llega el día (mejor en plena sesión de la Asamblea o en Consejo de Gabinete) en que la bandera de la patria “descienda al Istmo convertida en fuego, y extinga con febril desasosiego” a ese montón de corruptos que amaron su esplendor un día. Ojalá Dios haga justicia (porque se llenan la boca mencionándolo sin pudor), y termine despertando a nuestro país para que los desalojen del poder. Ojalá. Pero ellos confían en nuestra incapacidad de despertar del sueño que nos han dibujado.

Mancharse de patria es un asunto individual. Tienes que llegar con tu camisa celeste, como mi hermano, y hacer que cunda el ejemplo, convertirlo en moda. Si vamos a esperar a que todos se manchen para mancharnos nosotros, nunca saldremos de esta. Es la hora de decir “yo me mancho de patria”, y mostrar de que lado estamos: del tricolor, o del blanco/corrupto de los políticos.

El autor es escritor

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