La reforma a las pensiones de 2005 fue producto del diálogo nacional para resolver un problema estructural de la Caja de Seguro Social (CSS). Sin duda, una muestra de valor, civismo y solidaridad.
Si Panamá no hubiese hecho esta reforma, hoy la deuda acumulada por pensiones en la CSS sería mucho mayor. Esto es, gracias a que cerca de 700 mil jóvenes, ahorran en una cuenta de ahorro personal para financiar su propia pensión. Una pensión que dependerá de su propio esfuerzo y no de las futuras generaciones.
La juventud tiene todo el derecho a defender sus ahorros de quiénes pretendan expropiarlos para cubrir deudas y errores del pasado. La juventud cuenta con todo el respaldo de la ley y la Constitución. La reforma a las pensiones del 2005 estableció claramente que los fondos de cada subsistema no podrán ser empleados para cubrir gastos del otro subsistema ni podrán transferirse recursos de uno a otro.
A nivel superior, nuestra Constitución garantiza el derecho de los jóvenes y de cualquier persona a la propiedad privada (Artículo 47). Se garantiza la propiedad privada adquirida con arreglo a la Ley por personas jurídicas o naturales.
Señores de la junta directiva de la CSS: Aquí no hay espacio para creatividad; nuestro Presidente juró a Dios y a la Patria cumplir fielmente con nuestra Constitución y las leyes, por lo que no aceptaría ninguna propuesta que implique expropiar los ahorros de propiedad nuestros jóvenes.
Habrá soluciones creativas, claro que sí, pero deben pensarse fuera de la Caja. Sí, fuera de la Caja de Seguro Social. La CSS, por sí misma, no podrá cambiar la ley. De hecho, debe enfocar sus esfuerzos en hacerla cumplir, tal y como está. Seguramente será necesario cambiar la ley, pero como en 2005 necesitaremos de la participación de todos.
De los pensionados actuales, sus dependientes y acreedores, por la incertidumbre que les genera la situación de las finanzas de la CSS; de los afiliados al Subsistema Exclusivamente de Beneficio Definido con un futuro incierto porque no habrá una “generación solidaria” que pague su pensión; de los jóvenes en el Subsistema Mixto, porque no ahorran lo suficiente para una buena pensión; de los independientes e informales, porque no ahorran para su futuro; del Gobierno, que debe buscar soluciones para resolver los problemas del modelo actual, y del Estado, que al final asumirá las consecuencias si no se reforma de raíz el modelo obsoleto de pensiones que tenemos.
La reforma del 2005 develó la realidad del esquema de pensiones que tenemos: un esquema arcaico en su subsistema de beneficio definido, que promete pagar más de lo que puede, que pretende trasladar cuantiosas deudas a generaciones que nunca vendrán y que ofrece beneficios que no guardan relación con lo aportado. Nuestros jóvenes no tienen la culpa. Seamos creativos, no frustremos sus esperanzas, no los retrocedamos a cubrir los errores del pasado. Existen soluciones fuera de la Caja. Ya matamos el tigre, no nos asustemos con su piel, ¡Avancemos!
El autor es ingeniero administrador