Un triste ejemplo de estos engaños lo podemos encontrar en los programas electorales de algunos candidatos y en las manipulaciones rabiosas que hacen sus mercenarios intelectuales, defendiendo sus contrabandeadas y desnaturalizadas ideas. Usando un lenguaje que nos recuerda el New Speech orwelliano, hemos visto y oído prometer de todo. Detrás de este bien planificado esquema hay muy poco de sustancia honesta y menos aún de claridad, en posiciones públicas sobre los temas realmente relevantes, sobre los aspectos neurálgicos y sustantivos de la crisis que nos agobia y cuya resolución pasa por lo que suceda el 2 de mayo.
Esas fundamentales "preguntas de fondo" son esquivadas y sepultadas bajo un mar de verborrea, de promesas poco serias y de aseveraciones sin sustento, que apelan al sentimentalismo o al olvido del elector (buscando explotar eso que los gringos llaman short term memory). Acabo de leerme, de cabo a rabo, dos programas electorales ("Patria Nueva" y "Soluciones para ti") y he quedado estupefacto, porque son fieles ejemplos de lo que describe Roitman en su artículo. Lo que leí es una larga enumeración de ofrecimientos melindrosos. Por ningún lado dicen cómo es que van a cumplir con esa retahíla de ofrecimientos. Por ningún lado veo compromiso específico alguno respecto a metas concretas (ni cifras en índices ni fechas para cumplir lo que se ofrece). Lo obvio es que bajo esa flujo de amnesia conveniente, de publicidad diversionista y de deyección partidocrática, las "soluciones" que proponen son las mismas de siempre. Lamentablemente, nuestra miseria no se resuelve con más maquillajes burocráticos ni con engaños retóricos ni con insípidos discursos motivacionales.
¿Y las verdaderas cuestiones de fondo? Siguen estando allí, sin respuestas serias, concretas y directas. Yo le preguntaría a los señores de "Patria Nueva" y de "Visión de País": ¿Qué piensan ustedes de la Asamblea Nacional Constituyente? ¿Qué van a hacer sobre las privatizaciones de Pérez-Balladares y los actuales abusos en contra del consumidor? ¿Cómo piensan combatir la corrupción y la impunidad en sus propias huestes? ¿A quiénes piensan investigar por lesiones patrimoniales, abusos de autoridad o negligencia administrativa? ¿Cómo piensan enfrentar a los grupos de interés en las filas de sus propios patrocinadores, seguidores y aliados? ¿Cuáles privilegios piensan eliminar y de quiénes? ¿Qué modelo económico seguirán para sacar al país de la crisis? ¿Se adscriben o no al nefasto neoliberalismo que practicó la última administración de su propio partido? ¿Cuánto más nos piensan endeudar con las IFI? ¿Qué pesa más para ustedes: el bien común o la supuesta seguridad jurídica de los saqueadores? ¿Quién es el dueño de este país: el pueblo panameño o tres o cuatro bufetes y gremios empresariales influyentes que los apoyan financieramente?
Tristemente, las respuestas que me darían a todas estas preguntas, ya me las sé. Y por eso mismo es que no pienso votar por ningún candidato que provenga de ninguna de esas dos variantes de la misma burla partidocrática (Mireyismo y PRD), partes consustanciales de ese absceso que corroe y corrompe a la médula misma de la República y que los electores, con el voto inteligente el 2 de mayo, podemos y debemos comenzar a extirpar, de raíz y para siempre. Por eso es que mi voto será para Guillermo Endara.
El autor es bioquímico y docente universitario Además en opinión