Mensaje del presidente de Corprensa



Durante las últimas semanas han estado circulando mensajes que buscan perjudicar a La Prensa. Lo que se dice son medias verdades envenenadas con mentiras completas.

Se afirma que Corporación La Prensa (Corprensa) está en bancarrota. Falso. Al 31 de diciembre de 2019, Corprensa tiene $38.4 millones en activos y una deuda financiera de apenas $410 mil. El pasivo total suma $6.2 millones y el patrimonio, $33.2 millones. Por tanto, los índices de solvencia y liquidez de Corprensa son excelentes. Además, contamos con una liquidez envidiable de $11.4 millones. Estos son atributos de una empresa con un balance de situación sólido y saludable. Recuerde, nuestras cifras son públicas y las pueda consultar en corprensa.com o en el sitio de la Superintendencia de Mercado de Valores.

Se dice que no se pagan las prestaciones laborales cuando ha habido liquidaciones. Falso. A todos los colaboradores se les pagó la totalidad de todas sus prestaciones laborales, incluidas todas las indemnizaciones que la ley establece. Como muestra un botón, en 2019 se pagaron $1.4 millones en liquidaciones, cifra que no incluye vacaciones. De hecho, nuestro pasivo laboral está totalmente respaldado por nuestro fondo de cesantía. Pocas empresas mantienen este nivel de cobertura.

Se comenta que se traspasarán los activos a una fundación. Falso. No hay ningún proyecto de este tipo y, si lo hubiera, este sería presentado ante la Asamblea de Accionistas, de manera transparente, para su evaluación y consiguiente aprobación o rechazo. También se dice que nos convertiríamos en una fundación para blindarnos de las demandas. Falso. Las demandas podrán seguir viniendo sea La Prensa una fundación u otra cosa. Cabe destacar que Corprensa asume el costo total de la defensa de sus colaboradores, aun cuando estos ya no formen parte de ella. En la actualidad, existen 24 procesos penales y 13 procesos civiles, que pesan sobre 37 personas y pretenden la suma de $98.2 millones. Respecto a las demandas en sí, la corporación considera que el derecho está de su lado y que la justicia, con el tiempo, le dará la razón, al ser publicaciones legítimas sobre temas de interés público protegidas por el derecho a la información y la libertad de prensa.

Por último, Corprensa ya no realiza ninguna donación monetaria al capítulo local de Transparencia Internacional. Esta decisión fue tomada, junto a muchas otras, como medida de contención del gasto y priorización del uso de fondos.

La realidad es que la disrupción ocasionada por la internet y los teléfonos inteligentes ha cambiado los hábitos de los lectores y consumidores, y creado nuevas maneras de hacer publicidad. En Estados Unidos, los periódicos han perdido el 70% de los ingresos de publicidad impresa, según datos del Pew Research Center. Nuestro caso no ha sido diferente. El tamaño del negocio tradicional se ha reducido a un tercio de lo que una vez fue. Otra cosa es que los enemigos de La Prensa tergiversen esta realidad para engendrar una narrativa que se acomode a sus objetivos políticos. En eso, muestran ignorancia y reflejan únicamente su deseo de hacer daño y desplazar la atención ciudadana.

Comprender el proceso disruptivo también es aceptar que la época dorada de la publicidad impresa jamás se recuperará y, ante ello, hay que adaptarse. Decirlo es fácil y hacerlo no tanto. Corprensa es una empresa compleja, con más de 3,000 puntos de venta, 14,000 suscriptores del impreso y 1,000 digitales, 13 mayoristas y 1,300 clientes publicitarios. Es una industria, en tanto y en cuanto transforma materia prima –papel y tinta– en un producto terminado; es una empresa de logística cuando distribuye diariamente 19,000 ejemplares de La Prensa y 40,000 de Mi Diario; es una casa editorial que genera contenido periodístico en texto, audio y video; es una comercializadora al vender espacios publicitarios impresos y digitales; y es una agencia publicitaria al proveer servicios de creatividad a nuestros clientes. Hoy día, Corprensa requiere transformarse en una empresa de la era digital. En este sentido, tal y como le informé a los accionistas y asociados en octubre pasado, la posibilidad de vender el terreno y el edificio no es inminente, pero sí real. Como el tamaño del negocio previsiblemente seguirá reduciéndose, qué sentido tendría quedarse con él, cuando sería más provechoso convertirlo en liquidez que se podría aprovechar mejor durante el proceso de transformación.

El ejercicio del periodismo independiente implica que se pueden perder amigos antiguos, que se causarán heridas, que habrá resentidos y que siempre habrá enemigos. El asunto no es si La Prensa es perfecta ni si sus publicaciones coinciden exactamente con nuestra perspectiva individual, sino en reconocer la importancia de que haya medios independientes que sean capaces de cuestionar el poder político y económico, que tengan la fortaleza para aguantar demandas y que sean sostenibles financieramente para garantizar la independencia editorial y perdurar en el tiempo. En este sentido, hay que respaldar al diario y apoyar el continuo ejercicio de su periodismo.

Diego Quijano Durán

Presidente de Corprensa

LAS MÁS LEÍDAS