Desesperado el socialista mistificador busca promover la lucha de clases y culpar a los "sectores dominantes" de todos los males creados por su maltrecho socialismo.
Como cada burlón juzga por su propia condición, denuncia un proyecto de reformas al sistema de seguro social por tener las características del actual sistema: ser "inequitativo, interesado, antipopular y prácticamente antihumano".
Estos mistificadores no titubean en hacer acusaciones absurdas que difamen a sus contrarios.
Una manera típica de hacerlo es lanzar una acusación a un sujeto anónimo, acusándolo de nazi, ladrón, etc., esperando que la infamia le caiga al que verdaderamente tienen en mente.
Tratan de defender lo indefendible justificando el saqueo de los que más trabajan para donárselo a los que no han ahorrado suficiente para su propia jubilación digna.
El que sí trabajó no puede disfrutar del sudor de su frente mientras que el juega vivo descansa a su costa.
Alegan que algunos no logran trabajar durante largos períodos de su vida. Escogen ignorar que otros evitan cotizar durante muchos años para que otros coticen por ellos.
Escogen ignorar el hecho de que muchos buscan trabajo en el sector informal, algunos muy remunerativos, mientras otros tienen que cotizar en el sector formal.
Escogen ignorar que la mayoría de los supuestos evasores de las cotizaciones son los pequeños empresarios del sector informal producido por sus políticas socializantes.
Escogen ignorar el hecho de que políticas populistas que ellos apoyan obligan a las personas a trabajar en la informalidad porque leyes antipopulares como las que crean la inflexibilidad laboral y los salarios mínimos excluyen a un tercio de la población del mercado laboral formal.
Habiendo estado este típico socialista mistificador en posiciones de poder, y teniendo a sus manos la solución de los problemas, jamás se le ocurrió cosas como perseguir a los evasores de impuestos y de cotizaciones, a los que no cumplían sus horarios de trabajo y a las múltiples botellas que ni siquiera tenían funciones asignadas.
Estos funcionarios públicos populistas no tienen reparo en señalar sus propias faltas, endilgándoselas o otros.
Entran en largos análisis estadísticos fáciles de desmentir, sabiendo que la mayoría de sus lectores jamás tratarán de investigar sus tortuosas manipulaciones de los datos.
Estos mistificadores socializantes suelen usar cifras muy discriminadamente para apoyar sus causas.
Por ejemplo: Hay uno que señala la cantidad de chilenos que no tienen la perspectiva mínima de lograr una pensión mínima para desacreditar las valientes reformas a su escandaloso sistema de jubilaciones, ocultando el hecho de que nuestro actual sistema también deja por fuera a más de la mitad de nuestra población.
Lo grave de todo esto es que nuestras universidades y entidades públicas están llenas de estos sinvergüenzas que buscan subvertir el orden, crear la lucha de clases y destruir el sistema a cualquier costo.
