Esta expresión es elaboración del ingenio popular que, por sabio y sin pretensiones, recoge realidades que son objetivas. Con frecuencia aquello de que: “Los muertos se quedan solos”, hace alusión a los cuerpos inertes que al final, terminan solitarios y en silencio con su propia realidad.
Es esa también la verdad que siempre expresa el poder que hace posible amigos y riquezas, pero cuando se agota se pierden los amigos y las fortunas. Así, el otrora poderoso termina sin nada.
Concebir un partido político como una mercancía a la que se le pone un precio accesible a voraces intereses, conduce a construir la percepción de que la membresía es cualquier cosa y debe servir a los propósitos mercantilistas. Por esta razón, no solo el presidente del partido Cambio Democrático (CD) quedó aislado, pues la ineficaz dirigencia de ese colectivo, al igual que las bases, terminaron exánimes. Su poder quedó sin fuerza, simplemente, reducido a nada.
¿En dónde está ahora el líder del CD? En su ausencia la dirigencia del partido debe asumir responsabilidades en esta hora de dura prueba.
¿Por qué el colectivo no ha manifestado su posición frente a la dolosa gestión gubernamental realizada? ¿Por qué no han propuesto, con seriedad, un acto de verdadero y público arrepentimiento? ¿Dónde está la dirigencia y los flamantes exministros de Estado?
En definitiva, el CD, así como su dirección y su líder, están solos. Atrás quedaron las consignas electorales de “caminar en los zapatos del pueblo” o el famoso “ahora le toca al pueblo”. También se olvidaron las monumentales obras materiales que fueron la cara visible del gobierno anterior, el grandioso cierre de campaña del candidato presidencial, el decir popular de que “cogieron, pero hicieron”, la cantidad exuberante de miembros, los funcionarios que pelecharon del erario público y, por supuesto, la figura mediática y siempre controvertida de su máximo líder.
Ante la adversidad, Cambio Democrático no ha demostrado entereza y, más rápido que ligero, se va deteriorando frente a lo pusilánime de sus dirigentes y ante las evidencias de dolo, que cada vez más aparecen y que cercan cualquier posibilidad de acción. Moralmente, el partido está golpeado. En muy poco tiempo se ha ido destruyendo lo que pretendió construir en el pasado reciente.
Desde luego, ya aislado, sin apoyo real de su propio colectivo y del Parlamento Centroamericano, el presidente de CD pareciera haber entrado en un callejón sin salida. Para muchos emprendió un viaje con retorno dudoso, porque está en el ojo de la tormenta.
Así las cosas, el oficialismo emprende una campaña moralizadora y de aplicación de la justicia, y encuentra el terreno abonado por los desaciertos del CD. De manera que, casi sin opositores en el escenario, el actual gobierno ha ido cercándole espacio a Cambio Democrático hasta arrinconarlo. Ante todo esto, la población observa los acontecimientos y, con mucha sabiduría, comparte el viejo refrán: “¡Qué solos se quedan los muertos”!
