La criminalidad, como problema social, debe ser atendida en dos direcciones: la prevención y el castigo ejemplar. El Estado cuenta con instituciones destinadas a la persecución y castigo, así como las encargadas de prevenir.
Resulta muy preocupante la cantidad de mujeres asesinadas en lo que va de 2015. Pero mucho más alarmantes son las explicaciones que brindan las “entidades expertas en el tema”, entiéndase Instituto Nacional de la Mujer (Inamu), pues centran las respuestas en dos aspectos: La culpa es la falta de presupuesto y, también, del aparato coercitivo (Ministerio Público, Policía Nacional, Ministerio de Gobierno). Es decir, las entidades del Estado se culpan entre sí, mientras las mujeres siguen en riesgo de muerte.
Revisando las estadísticas fríamente, resulta que antes las entidades responsables del tema de generar políticas públicas de prevención contaban con menor presupuesto y, sin embargo, se reportaron menos muertes de mujeres. Es decir, pareciera que la efectividad de las entidades destinadas a la prevención de la violencia contra la mujer era más eficiente en el pasado.
Un segundo punto es que teóricamente debemos estar claros en algo: el Ministerio Público se activa cuando ocurre el hecho delictivo. O sea, su función principal no es la de prevenir que ocurra, sino investigar el delito. Como es obvio, el castigo ejemplar es un mensaje a la sociedad. Pero culparlo de que no hace su trabajo, o señalar que la policía debe generar prevención, o que el Ministerio de Gobierno tiene la culpa porque todavía no está el tema de los brazaletes listo, es un análisis lamentable y desafortunado.
Las responsables de disminuir los casos son las entidades que por su naturaleza deben generar políticas públicas de prevención. La discusión no debe girar en torno a que las entidades del Estado se miren mutuamente ni que, en buen panameño, se tiren la pelota.
Estamos ante un hecho claro: el aumento de la cantidad de mujeres asesinadas es tangible y, como Estado, fallamos en cuanto a prevención. Es tiempo de hacer un alto y darle un giro radical al enfoque que desarrolla el Gobierno, a través de las entidades públicas encargadas de prevención. Y aún mucho más fácil, analicemos, ¿cuál es la variable que diferencia este año de los anteriores en materia de prevención de violencia contra la mujer? ¿Por qué el aumento de forma tan repentina de mujeres asesinadas? Respondiendo estas preguntas, empezaremos a encontrar luces de qué camino seguir para disminuir el riesgo que viven la mujeres.