El femicidio es un tema de preocupación que impacta todo un país, especialmente cuando una mujer pierde la vida en estas cirunstancias, siendo siempre la más afectada en estos casos.
Entre las tantas explicaciones del porque son agredidas, está la falsa creencia de que sus comportamientos influyen en que los hombres reaccionen de esta forma.
Promover esta manera de pensar en las conversaciones con cualquier persona; contribuye a que se atente contra la vida, seguridad y dignidad humana.
Se realizan acciones por parte de diferentes sectores que luchan para proteger a familias que han caído en la más profunda crisis psico social, por las dificultades en el manejo de las relaciones, sumado a las pocas herramientas con que cuentan para resolver conflictos y problemas.
Con ayuda profesional idónea, la familia estará en condición de revisar su historia de vida, esto permitirá que se identifiquen debilidades, fortalezas, oportunidades y amenazas de factores tanto internos como externos.
Esta información es útil al momento de hacer ajustes y cambios con el propósito de visibilizar patrones de crianza, estructurales, culturales y sociales que ponen en peligro la convivencia pacífica.
Es necesario analizar lo que sucede con tantos niños y adolescentes, después que fallece la madre, por femicidio.
Los niños que son testigos de estos actos, sufren por este hecho, a la vez que son sometidos a largos episodios de abandonos, quizás a edades muy tempranas.
Hay que reconocer que el rol de madre y los lazos afectivos como el apego tienen un significado importante para ellos.
Ella es la que en muchas ocasiones acompaña a sus hijos en las actividades que tienen que ver con educación, salud, alimentación recreación, eventos especiales y otros.
Todo el sistema al que pertenecen entra en colapso desde el entorno escolar, amigos, comunidad hasta la participación en procesos de fortalecimiento personal.
Por ejemplo, en el ámbito escolar pierden el interés exponiéndose a conductas de riesgo al salir del sistema educativo.
Estos riesgos están presentes en pandillerismo, delincuencia, embarazos, explotación sexual, drogas, incorporación en trabajos informales y otros.
Su proyecto de vida basado en metas que compartió con su madre; quien era una figura de apoyo, queda interrumpido ante el dolor de su pérdida.
Estas metas están orientadas hacia logros académicos, trabajo, vivienda, salud, transporte y alimentación que se convierten en aliados potenciales que buscan mejorar su calidad de vida.
Para la atención de las víctimas es necesario que las redes de apoyo familiar, comunitario, ONG e instituciones gubernamentales les ofrezcan acogida, protección, ayuda emocional y estabilidad.
La autora es trabajadora social Hogar San José de Malambo