Las veleidades de los poderosos siempre son temas de discusión. Algunos gobernantes, al igual que las estrellas del deporte o del mundo artístico, se comportan como nuevos ricos que despilfarran los recursos del Estado en momentos de supuesta bonanza. Así, nuestro Presidente considera comprar un nuevo avión para sus viajes, con la excusa de que el que tiene se encuentra en mal estado.
El problema de los nuevos ricos es que están convencidos de que les sobra el dinero, quizás ese sea el problema de nuestros gobernantes. El país está creciendo como nunca en la historia, las arcas del Estado están a reventar y la situación mejorará en los próximos años. Nos esperan tiempos de prosperidad, con muchas oportunidades y crecimiento, pero podemos caer en la trampa de creer que esta situación nos permite cierto grado de derroche. ¿Podrá alguien justificar semejante desvarío, cuando el 40% de los panameños vive en la pobreza?
Pareciera que nuestro sistema de salud ofrece servicios de tan alta calidad, que le permite a los gobernantes pensar en otras prioridades para los ingresos del Estado. Pareciera que la educación pública es de tal altura, que le permite este grado de comodidades a los gobernantes. Pareciera que los servicios públicos son tan buenos, que no les afecta sobrevolar un territorio de pobres en un avión de ricos. Más claro no puede estar: el país no está para este tipo de privilegios.
Compararse con México, Brasil, Colombia o Argentina es improcedente. La economía panameña es apenas el 3% de la mexicana. El presupuesto del Estado panameño no llega al 1% del brasileño. La extensión territorial de esos países es incomparable con la nuestra. En caso de comparar lo más razonable es hacerlo con Centroamérica. ¿Qué mandatarios del Istmo cuentan con un avión presidencial? Ninguno. Un ejemplo de austeridad y ahorro es lo que necesitamos todos. Y en el caso de los gobernantes esto supera lo opcional, es su obligación, pues los recursos de sus abultadas arcas no les pertenecen, son simplemente administradores de lo que les entregamos el resto de los panameños.
Nuestro consejo para el señor Presidente: no compre un nuevo avión. Déjele esa decisión a alguno de los que le sucederán. Dé un ejemplo de sensatez respecto de las prioridades del país. Tiene la oportunidad de demostrar que los excedentes del Canal serán invertidos en el desarrollo y no en gastos lujosos fuera de nuestra realidad. Presidente, tiene la oportunidad de ser recordado como un gobernante sencillo, que actuó en favor de los necesitados y no siguió el mal ejemplo de los nuevos ricos, que parecen proclives a los aviones de lujo.