Los datos abiertos nos dan la oportunidad de mejorar la eficiencia, la transparencia y la productividad en formas que aún no imaginamos. Se trata de información que puede ser compartida de forma libre y sin costo. Puede ser usada, reutilizada y redistribuida por cualquier persona, solo estando sujeta al requerimiento de atribución .
Desde 1998, con el movimiento Open Source, surge esta tendencia que le da un giro al manejo de la información . En el presente, es el Open Data o Datos Abiertos, la iniciativa con mayor impacto en la gestión de la información, al ser adoptada por empresas e instituciones públicas a nivel mundial, con muy buenos resultados.
Gracias a los datos abiertos, se propicia la innovación de una forma nunca vista. Es factible que, al lograr algún descubrimiento y compartirlo, otro actor pueda hacer uso de este hallazgo y sus datos y, a su vez, combinarlo con otros, en un campo diferente, repitiéndose el ciclo, creándose un círculo virtuoso de la información.
Panamá recién adopta esta política pública mediante el Decreto 511 de 2017. Está disponible una plataforma de Datos Abiertos,liderada por la Autoridad Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (ANTAI) en colaboración con la Autoridad Nacional para la Innovación Gubernamental (AIG). A pesar de existir la alternativa, todavía no ha alcanzado su potencial. De aplicarse esta filosofía de forma más generalizada, pudiera ser clave para la mejora en la administración pública, la ciencia, la tecnología e innovación, el periodismo investigativo, la educación y el medio ambiente.
Considerado a la inversa, no tener datos confiables representa un inmenso obstáculo en la toma de decisiones. Las políticas públicas, tradicionalmente en Panamá y en muchos países, han sido implementadas por “ensayo y error”. No sabemos qué estamos haciendo de manera incorrecta, si no medimos los impactos de nuestras acciones. Lo anteriormente dicho es la razón por la que muchas políticas públicas no son efectivas ni tienen los resultados esperados. Es el equivalente a jugar a los dardos con los ojos cerrados.
La actual crisis de salud pública ha puesto en evidencia la necesidad de adaptar nuestros sistemas de información para entender de forma más profunda las causas e impactos de los problemas nacionales.
Es crucial reducir los tiempos de respuesta y actuar de forma oportuna ante los desafíos en salud, educación, seguridad y desarrollo social.
El 20 de julio se reanudaron las clases . Quedan en el aire varias interrogantes que pudieran ser contestadas con data: ¿cuántos estudiantes tienen acceso a internet en sus hogares?; ¿Cuántos tienen los equipos necesarios?; ¿Con base en las anteriores respuestas, qué herramientas utilizar para garantizar el aprendizaje en áreas de difícil acceso?
“El Open Data en educación no solo promueve la colaboración entre estudiantes, personal docente y autoridades, sino que da un impulso a la educación abierta e inclusiva”, indicó Nayiska Pimentel, de Jóvenes Unidos por la Educación, quien afirmó que ayudaríamos a fortalecer capacidades analíticas y sistemas de toma de decisiones , al maximizar el acceso a fuentes de información, materia prima para los investigadores.
En la propuesta de Jóvenes Unidos por la Educación , “19 para el 19”, identificamos como un problema en materia educativa, “la falta de criterios y sistemas de medición y seguimiento de la implementación de políticas públicas”. Proponemos “crear la Agencia de Medición de la Calidad y Equidad de la Educación”, una instancia autónoma que mediría la calidad de los aprendizajes y contaría con un sistema de evaluación integral del desempeño de los actores de la comunidad educativa, a través de un sistema de recolección de datos, usando machine learning y Big Data.
Las políticas públicas tendrán impacto si son diseñadas y ejecutadas con base en datos. El potencial de los datos abiertos es inmenso pues hace accesible gran cantidad de información que puede resultar útil para la toma de mejores decisiones en políticas de Estado.
Tener acceso a datos abiertos nos permite trascender para acelerar el paso como sociedad. Utilizando como premisas la colaboración interdisciplinaria, la innovación y la transparencia, es posible no sólo involucrar a la ciudadanía, sino a actores como la empresa privada, haciendo factible que la educación y muchos otros sectores sean beneficiados. Es una alternativa de uso de recursos para lograr resultados tangibles en menor tiempo. Se trata de un factor revolucionario y disruptivo que no podemos ignorar y estamos obligados a considerar.
El autor es miembro de Jóvenes Unidos por la Educación