Cuando arranca el año, parece que no tiene uno de qué escribir. La inercia de las celebraciones nos empuja a creernos el cuento de que el cambio de dígito significa borrón y cuenta nueva, y allí está uno, otra vez, sentado ante la página en blanco, rodeado de libros y de anotaciones y temas por tratar, pero nada, uno no sabe por dónde empezar.
La verdad es que la página 2022 sigue a la 2021, y hay que afrontar lo que Nabokov entrecomillaba: la “realidad”. La vida sigue, y tenemos la posibilidad de continuar con el argumento de la página anterior y seguir en la misma vaina, o darle un giro a la historia para derrotar su monotonía destructiva y convertirla en una aventura que nos lleve a la meta que de verdad estamos buscando: una mejor democracia.
Va siendo hora de escribir mejor el argumento de nuestra circunstancia, pero no podremos hacerlo sin contar con la herramienta fundamental del escritor: la lectura. A ella, súmenle la mirada, la búsqueda y la curiosidad, la certeza renovadora de que este cuento no es el único posible y, sin duda, es el menos satisfactorio. Tenemos página de sobra, escribamos entonces, pasemos a la acción.
Este verano, dense la oportunidad de leer. Les recomiendo cuatro clásicos: Lucio Dante resucita, del gran Justo Arroyo; Pantalones cortos y Pantalones largos, de mi amigo y maestro Neco Endara; Puros cuentos, una joya de Bertalicia Peralta, y Cuentos de mujeres crueles, de nuestra querida Rosa María Britton. Si no los encuentran en su librería favorita, vayan hasta la Biblioteca Nacional y búsquenlos; no se arrepentirán.
Comencemos a escribir esta página 2022. Espero que vayamos afinando con la lectura y desafiemos la “realidad” con una escritura creativa que sacuda nuestra circunstancia. Cuantos más ciudadanos estemos dispuestos a escribir derecho en los renglones torcidos que nos imponen, antes terminaremos con este sindiós que los políticos corruptos nos quieren hacer pasar por democracia.
El autor es escritor