Panamá en la caja de pandora

Panamá en la caja de pandora


Las recientes revelaciones expuestas por el Consorcio Internacional de Periodistas denominadas; Pandora Papers, es un tema que tiene defensores, detractores y festinadores. A mi criterio y lo he planteado anteriormente, las publicaciones, así como las listas negras y grises en la que aparece el nombre de Panamá no se dan por generación espontánea, ni son capricho de organismos internacionales, de algunos países o de organizaciones de periodistas y medios de comunicación.

Que el centro bancario panameño, sociedades anónimas y negocios sean utilizados para el lavado de dinero, financiamiento del terrorismo y otros delitos no es nuevo, ni es mentira, tampoco es mentira, que distintos gobiernos han firmado compromisos y que luego se ha hecho muy poco o casi nada para cumplirlos. No es mentira que negocios de la Zona Libre, igual que bancos han sido y son usados por el crimen organizado. Los Panama Papers fueron el mensaje claro de los organismos multilaterales y potencia económicas al gobierno y todos los involucrados en la trama, que los habían sorprendido en la trampa o juega vivo para darle el nombre usado en la jerga local a esa mala práctica tan enraizada en nuestra sociedad.

En la nota de la firma ALCOGAL (Alemán, Cordero, Galindo y Lee) y la del Gobierno de Panamá al Consorcio Internacional de Periodistas, veo los mismos argumentos y excusas que leí cuando estalló el escándalo por los llamados “Panama Pappers” Seguimos en negación, no hemos hecho “propósito de enmienda” lo que según la doctrina católica tan arraigada en nuestra sociedad debe ser el paso siguiente al arrepentimiento. Pareciera que no hay lo uno ni lo otro. Preferimos seguir apostando al “Yo no fui” Y hacernos la víctima, pretendiendo ignorar que los evasores, los carteles de la droga, estafadores, contrabandistas y otros delincuentes usan nuestro país para esconder sus fechorías.

Que Estados Unidos, Reino Unido, Francia y otros países tienen territorios que también operan como paraísos fiscales no me parece el mejor argumento para invocar una defensa a ultranza de lo que sucede aquí y de lo que se nos acusa. ¿Será que nuestra clase empresarial y política no tiene mejores ideas para sacar provecho de la posición geográfica de Panamá? ¿O es que prefieren hacer lo más fácil?

¿Nos respetaran en el exterior, cuando es vox populi la corrupción rampante en el Ejecutivo, Legislativo y Judicial? Con algunos policías, fiscales, oficiales de la banca, empresarios y políticos actuando como operadores de la delincuencia internacional? Con esta nueva revelación de datos e información que involucra a Panamá entre los países cuyo territorio es utilizado para negocios turbios, escucho voces que sostienen que se trata de una conspiración para “Dañar la imagen de Panamá”. Ese tipo de posturas patrioteras poco o nada ayudan en esta coyuntura. Veremos si después de esta andanada asumimos la realidad, hacemos un compromiso verdadero, reformamos lo que haya que reformar y empezamos a actuar como un país serio y decente o volvemos a las excusas y la victimización, para seguir en las acostumbradas prácticas lampedusianas. ¿Será tan difícil trabajar para emular a Costa Rica y Colombia que hoy día forman parte de la OCDE y el GAFI? O nos sentarnos en la mesa o seguiremos siendo parte del menú.

El autor es comunicador social

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