El 30 de junio se conmemoró el Día internacional del Parlamentarismo, según la Organización de las Naciones Unidas. El llamado a conmemorarlo describe datos muy curiosos sobre el estilo parlamentario bicameral, existente en Estados Unidos; y el unicameral, existente en Panamá.
Según el tipo de gobierno y los procedimientos electorales, en el mundo existen unos 46 mil parlamentarios. El Parlamento más antiguo es el Althingi islandés, fundado en 930.
Una iniciativa de científicos españoles –#CienciaEnElParlamento– procura que el conocimiento científico sea una de las fuentes de información en la formulación de propuestas políticas. La evidencia científica, la producción de conocimiento local, su implementación, junto a la creación de leyes que articulen las acciones más adecuadas para beneficio de todos los ciudadanos, hacen que movimientos civiles como este sean de interés para nuestro país.
Nuestro parlamento, la Asamblea Nacional, constantemente suma decisiones y acciones controversiales. En ese proceso, además de atender al clamor de sus electores, es bueno entender factores de la realidad que no necesariamente representan el anhelo del voto directo, pero que pueden ofrecer respuestas a los mayores problemas que se discuten en el hemiciclo.
La información basada en evidencia científica y la orientación de expertos en diferentes campos permiten elaborar propuestas inteligentes que se ajusten, tanto a un plan de gobierno como a un proyecto de Estado, más allá de un quinquenio.
Lograr esto requiere crear puentes de comunicación directa y efectiva. A lo largo de su trayectoria, el movimiento Ciencia en Panamá ha generado foros y debates abiertos, tanto a científicos que regresan del exterior tras culminar sus estudios de postgrado, como a quienes ya cuentan con una trayectoria en Panamá.
La experiencia acumulada revela que estas actividades pueden contribuir a la búsqueda de decisiones políticas basadas en evidencia científica, que faciliten reducir las brechas de desigualdad que existen en todas las esferas, desde la educación, la salud y el trabajo, hasta el acceso a los beneficios de uno de los países con mejor economía en la región.
La autora es farmacóloga y miembro fundador del movimiento Ciencia en Panamá