Luego de dos postergaciones, finalmente se dio la tan anunciada reunión del administrador del Canal con los jefes de los sindicatos (“sin celular, sin actas”).
El administrador se haría accesible a todos, cosa muy importante en una organización de 8,000 personas, necesariamente burocratizada; ésto tenía que ser positivo. El “sin actas ni celulares” sugería que sería una conversación más informal, más humanizada, pero no lo fue. El administrador llegó con su dream team de apoyo y presentó una posición que no iba para nada al grano… No era acorde con la razón de las deterioradas relaciones laborales.
El administrador se dedicó a hablar de “agentes externos” que estaban dañando las relaciones laborales. Se supone que estos “agentes externos” serían las federaciones y confederaciones sindicales extranjeras relacionadas, como siempre, a los sindicatos del Canal. Quizá también a la relación Frenadeso (una locura), producto de la total frustración. Incluso, hay quienes piensan que incluye a quien escribe, por sus artículos críticos a las deficientes relaciones laborales, pero todas éstas son especulaciones, porque el administrador nunca identificó a los “agentes externos”. Además, ningún panameño puede ser -para nuestro Canal- un “externo”.
Sí parece que hubo una coincidencia de criterio entre el administrador y el grupo de líderes sindicales… y es que el personal canalero “ha perdido su sentido de pertenencia”.
Ahora, ¡analicemos bien ésto! Si a uno le dan el puesto de administrar un Canal con 8,000 empleados y estos empleados siempre tuvieron un sentido de pertenencia, que se agigantó al convertirse el Canal en panameño, con casi todos los canaleros de nacionalidad panameña, luego este sentimiento se agigantó más al acometer el Canal panameño una expansión enorme, manejada en forma transparente por panameños... y aún más al inaugurarse el nuevo canal expandido, al punto que cada miembro del equipo humano del Canal se presentaba a trabajar con nuestra tricolor en la espalda henchido de orgullo, ¿cómo es que ahora, según quien lo administra, “se ha perdido el sentido de pertenencia”? La pregunta lógica es, ¿cómo dice éso sin aceptar la responsabilidad y tomar acción para corregir?
Tenemos un administrador intelectualmente brillante y lo digo con admiración y respeto. Está manejando los números en forma eficientísima, pero a la vez está desatendiendo el activo principal de cualquier empresa: el equipo humano que logra que la empresa funcione como un reloj suizo minuto a minuto, día tras día y año tras año. O sea, inteligencia intelectual superior, pero inteligencia emocional deficientísima.
Además, esta empresa es mucho más que un Canal: ¡es Panamá! ¡Es el país!
Bajo ninguna circunstancia podemos permitir que lo que domine la noticia nacional e internacional de nuestro Canal sea una pésima relación laboral entre el administrador y su equipo humano. Se trata de un ilógico e innecesario problema laboral con consecuencias negativísimas para nuestra nación. Al promocionarse hace años para el puesto, el administrador Vásquez decía que el administrador no debía ser ingeniero sino financista, pero –agrego yo– financista con alma, con capacidad de liderazgo humano. Los números solos no bastan.
Para rematar, el problema laboral primario no es ni siquiera económico, sino de condiciones absurdas de trabajo. Por ejemplo: para los capitanes de remolcadores, el 30% de sus ingresos mensuales son sobretiempo. En cualquier empresa en que yo sea director, si veo ésto en forma casi permanente, cambio al gerente por ser responsable de una falta de planificación absurda. Lo mismo haría con un gerente que tiene una negociación de contratación colectiva que lleva tres años sin que siquiera tome posición.
¿Por qué sigo en ésta crítica? Porque yo estuve presente cuando los sindicatos del Canal entregaron su derecho a huelga a cambio de un sistema de resolución de conflictos (que claramente no está funcionando). Es responsabilidad de la junta directiva establecer una política laboral que resuelva esta peligrosa situación y que sea de obligatorio cumplimiento por el administrador, en aras de proteger el activo más importante de nuestro país: nuestro Canal de Panamá, cuyo recurso más valioso es su personal.
En la junta directiva hay personas que yo sé que entienden muy bien la responsabilidad fiduciaria histórica que tienen como directores. Son ellos Alberto Vallarino, Francisco Sierra, Jorge González, Nicolás González Revilla, Ricardo Manuel Arango y Oscar Ramírez. Ellos tienen que establecer la nueva política que haga funcionar lo prometido para la resolución de conflictos, que cumpla con el compromiso que hizo la sociedad a cambio del derecho a huelga, antes de que sea tarde. Cumplan con su responsabilidad con la nación, amigos.
Entre los nuevos directores, sé que el respetado profesor Luis Navas Pájaro sabrá proponer correcciones a este sin sentido tan peligroso.
El autor es fundador del diario La Prensa

