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Corrupción

Por qué es necesario que seamos agentes de cambio

Desde hace unos días circula en redes sociales una imagen con fondo negro y letras blancas que dice: “no más corrupción, Panamá”. Se nos invita a usar la imagen como perfil en redes sociales. Personalmente, me he unido a la campaña. Estamos indignados por la falta de transparencia de los últimos gobiernos y manifestamos nuestro desacuerdo con las prácticas de aquéllos que ocupan cargos en el gobierno para beneficio propio. Quiero compartir una experiencia reciente para invitar al lector a unirse a esa campaña de manera consciente, y que seamos agentes de cambio. Sólo así lograremos erradicar la corrupción del país en todos sus aspectos.

Hace menos de una semana hubo un problema eléctrico en una casa que conozco. Los ocupantes de la casa notaron que otras casas cercanas tenían problemas similares, y reportaron la anomalía a esa empresa de distribución eléctrica que cambia de nombre cada par de años, cuyo servicio continúa siendo insatisfactorio. Los técnicos enviados por la empresa verificaron que se había quemado un transformador en la calle y lo repararon. Pero dos días después, la casa que conozco sufrió bajones eléctricos nuevamente y se volvió a llamar a la empresa de distribución eléctrica.

Esto sucedió un sábado de cuarentena total. Los técnicos enviados por la distribuidora visitaron la casa y afirmaron que entre el tendido eléctrico y la casa no había problemas. (Aquí viene la parte a la que deseo hacer referencia). Uno de los técnicos aseguró que había un problema eléctrico dentro de la casa y que debía ser corregido de inmediato; de no hacerlo, el medidor de la casa sería removido. En sábado de cuarentena total, los ocupantes de la casa no podían llamar a un electricista de confianza para realizar el trabajo.

El técnico enviado por la distribuidora ofreció sus propios servicios para reparar el problema, a cambio de que se le pagara a él directamente por este trabajo. Cuando me enteré de esto, sugerí a los ocupantes de la casa que lo reportaran a la empresa de distribución eléctrica. Ellos prefirieron no hacerlo, porque sintieron que el técnico les estaba haciendo un favor al resolver el problema que había identificado. Sintieron que sería injusto regresar este “favor” con una denuncia que incriminara al técnico. (Nótese la forma sutil en que la corrupción envuelve a sus víctimas).

Si quien lee este artículo no ha encontrado nada incorrecto en la situación que acabo de describir, es porque vivimos en un país donde un presidente otorga una concesión directa para la operación de casinos a sus yernos sin declarar conflicto de interés. Hablamos del país en el que el mismo presidente, expuesto por un medio de comunicación escrito, es capaz de demandar y ordenar el secuestro del periódico por publicar una cifra equivocada a pesar de que el resto de la información sea correcta.

El ocupante de la casa que conozco se vio ante un dilema: si no accedía a la reparación, el técnico removería su medidor eléctrico y le dejaría sin electricidad hasta el lunes; si accedía a la reparación, estaría pagando al técnico por un tiempo para el que ya es compensado por la empresa para la que trabaja, además de pagarle por la instalación de piezas que no pertenecen al técnico sino a la empresa para la que trabaja, y el técnico estaría faltando a sus responsabilidades con la empresa para la que trabaja, ganándose un “camarón” en horas de trabajo, con herramientas y piezas que no le pertenecen.

Presenté a una amistad este dilema, y me dijo que, aunque esté mal, puedo suponer que el técnico está apoyando a un familiar que en estos momentos de pandemia no tiene trabajo, y al pagarle el “camarón” se está ayudando a la economía de una familia en problemas. Lamentablemente, con la mentalidad de quien me dio ese consejo, no saldremos del fango en que nos atasca la corrupción. Fue en ese momento que tomé la decisión de ser agente de cambio.

Mientras no tengamos claro que la actuación del electricista que he descrito está exactamente igual de mal que la compra de ventiladores a 900% de sobrecosto, no avanzaremos en la lucha anticorrupción. Debe quedarnos claro que no hay actos de corrupción más deplorables que otros, porque todos están mal. Tampoco se debe sopesar si se trata de corrupción en la empresa privada o en el gobierno. Corrupción es corrupción, y está mal en todos los niveles. Seamos agentes de cambio, en todos los niveles, y detengamos este mal que corroe a nuestra sociedad. Si no estamos dispuestos a hacerlo, removamos esos letreros negros con letras blancas de nuestros perfiles en redes sociales.

La autora es agente de cambio


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