¿Qué hacer para que todos demos lo mejor de nosotros mismos y conseguir que lo hagan quienes nos rodean? La respuesta es educar y educarnos. Francisco Abad Jiménez escribió “el mundo de las ideas sobre el futuro es para quien quiera, pueda aportar y recibir activamente”. Frederic Chopin, al referirse a la búsqueda de una solución, señaló “toda dificultad eludida se convertirá más tarde en un fantasma que perturbará nuestro reposo”.
Quienes tenemos el conocimiento, estamos obligados a corregir los errores, destruir las mentiras y enseñar al que no sabe. Todo al final es producto del conocimiento y la motivación que acompaña al éxito: la fuerza de la voluntad.
Preparar un examen que mida los conocimientos médicos requiere una capacitación y especialización en muchas áreas. Quienes se encarguen de confeccionarlo deben poseer creatividad y conocimiento de múltiples disciplinas. No es posible que aquellos ajenos al tema quieran imponer y destruir lo que ya se ha probado que es correcto y necesario.
El examen de conocimientos médicos básicos es una necesidad para proteger y asegurar que la salud y la vida en el ejercicio público de la profesión médica es ejercida por los capacitados que, con sus estudios, dedicación, ejecutorias y esfuerzos, tienen el derecho ganado al título. Además, da valor y mérito a la universidad que los formó.
Durante 45 años he sido profesor de medicina, de reumatología y de terapéutica clínica, cátedras obtenidas por concurso de méritos en la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá (UP). He conocido y tratado a muchos decanos, honorables y maestros no solo en medicina, sino en diversas áreas; seres generosos y cultivadores de cultura, responsabilidad y ciudadanos responsables cada uno con su estilo.
Este legado ha entregado una facultad respetada y conocida a nivel internacional. Quiero manifestar que el doctor Enrique Mendoza es un gran decano. Ha desarrollado múltiples ejecutorias muy eficaces y efectivas. Entre ellas, ha legado una muy valiosa que llenó un espacio especial: el examen para la certificación de los conocimientos básicos de medicina desde 2014.
La Facultad de Medicina de la UP escogió una institución independiente, sin fines de lucro y con elevados patrones de calidad y transparencia académica y reconocido prestigio nacional e internacional en metodologías, para la elaboración, aplicación y evaluación de los procesos de certificación para los profesionales médicos.
La prueba proviene del National Board of Medical Examiners (NBME), fundada hace más de 100 años para proteger la salud del público estadounidense a través de las evaluaciones médicas más actualizadas existentes. Este examen, implementado por el International Foundation of Medicine, está disponible para 50 países que han adoptado esta evaluación, que a la vez permite conocer la certificación de los conocimientos básicos de los estudiantes y la calidad de formación de sus universidades. Diseñado especialmente para medir a los médicos, mide además el nivel de la universidad formadora. Nos permite comparar con el nivel internacional y determinar falencias en áreas a mejorar. Hay un nivel estricto de seguridad, lo que determina su transparencia con pruebas innovadas cada vez.
Sería un retroceso para Panamá perder este beneficio. Al revisar los resultados, si comparamos quiénes pasan el examen, la mayoría son los de la Universidad de Panamá. Ello demuestra que lo pueden pasar y que nuestros estudiantes desarrollan el conocimiento, competencias y destrezas necesarias para efectuar el internado. También es una ejecutoria valiosa para el médico joven que le da confianza a enfrentarse a los retos en el ejercicio de la medicina.
¿Por qué, una vez graduado de médico y antes de hacer el internado y residencia, se debe hacer el examen? Se debe demostrar que el médico recién graduado tiene los conocimientos básicos necesarios para ejercer actividades médicas. Ese es el objetivo del examen. No hay ninguna sustentación para justificar que el examen se presente después de haber hecho el internado. La experiencia demuestra que es más conveniente pasar el examen apenas graduado, y permite que el médico refuerce las áreas que no domina totalmente en el examen y que va a necesitar probablemente en el ejercicio del internado. La propuesta de la Asamblea no indica por qué hacer el examen al terminar el internado y no antes, como indica la ley actual.
¿Por qué acabar con la independencia y autonomía de la comisión y poner la modificación para pasar funciones al Minsa, que permite la intromisión de la política y aumenta la burocracia? ¿Cuál es la razón para nombrar una subcomisión, con los mismos que no reconocen la opinión de las especialidades médicas ni la del presidente? El Minsa puede designar estas funciones y respaldar el fallo de los comisionados para tales fines y así complementa la organización de la profesión médica de tan importante prueba.
En el enunciado de la ley que trata el tema, este examen es requisito para sustentar el título otorgado por nuestra Facultad de Medicina y poder aspirar al internado; debe quedar en el enunciado que el Minsa establece que esa función ha sido delegada a la Facultad de Medicina y que igualmente se exigirá el mismo requisito a los médicos graduados en otras universidades que quieran obtener la licencia para ejercer en Panamá. En cuanto a la comisión para la certificación de los médicos, serían escogidos por preparación y créditos por la Facultad de Medicina. Con esta norma se impide que quede en manos de quienes no tienen ni los créditos ni la capacitación para la habilitación del examen. Si hay modificaciones que efectuar, estas se puedan aprobar por consenso en la Junta de la Facultad de Medicina.
La profesión de médico requiere vigilancia y protección de los pacientes, y la formación y docencia es completada con la inteligente aplicación de normas y requisitos que se establecen en los países desarrollados. Solo enseña el que sabe. Eso fue lo que hizo que la medicina en Estados Unidos haya alcanzado el desarrollo y excelencia en nuestros días. En medicina se tiene que cumplir con los currículos aprobados para el título de médico y las especialidades. Es necesaria la certificación y recertificación de todas las profesiones y especialidades y es necesario medir el cumplimiento. En un futuro próximo, para estudiar una especialización en Estados Unidos solo aceptarán las que cuentan con las revisiones y evaluaciones, como se exige a los que las efectúan allá.
Es un descaro proponer un artículo transitorio para que la ley no se aplique a los estudiantes que no lograron pasar el examen. ¿Es que quieren beneficiar a alguien? La ley le da funciones al Minsa y este a su vez puede delegar a la facultad correspondiente para que administre los instrumentos de evaluación y programación. ¡Para qué realizar como mínimo tres veces al año estos exámenes! No es necesario y sería despilfarro de tiempo, dinero y esfuerzo del profesorado y administrativos. Confeccionar estos exámenes requiere programación y cronología y seguridad en la transparencia. En la actualidad, hemos conseguido la autorización y el respaldo de las autoridades internacionalmente reconocidas, gracias al trabajo realizado por Mendoza.
Conclusión: el proyecto 525, que insiste en diferir el examen de la certificación médica de los conocimientos básicos de medicina, no es necesario y es deficiente. Se cambia y modifica el Consejo Interinstitucional de Certificación Básica e introduce la política. Se destruye lo alcanzado y arbitrariamente se crea una subcomisión, que resultó ser la misma con los mismos que no quieren aceptar la voluntad y sensatez de los expertos, y daña la ley con 8 modificaciones, entre ellas para cambios relativos a los consejos, como los artículos el 3, el 4, el 11 y 16 de la Ley 43 de 2004. Se crea un artículo transitorio que es una aberración y se hace sospechoso de manipulación política a pesar del proyecto propuesto. Quita la autonomía y se la da al Minsa y pretende que exámenes de la certificación se realicen como mínimo 3 veces al año. Destruye una disposición correcta y necesaria al modificar la Ley 43 de 2004.
A los señores diputados pido rechacen el proyecto 525 y reconsideren, para evitar que unilateralmente se destruya lo aprobado y organizado por nuestra facultad . El futuro se construye desde el presente.
El autor es internista y reumatólogo