Dice el refrenadero popular, Hecha la Ley, Hecha la Trampa, proviene del latín Invente Lege, Invente Fraude.
Se aplica a quien procura quebrantar una orden promulgada o quien incumple las normas que el mismo estableció.
En Panamá, los integrantes de la Asamblea Nacional, se encargan de expedir las Leyes necesarias para el cumplimiento de los fines y el ejercicio de las funciones del Estado, declarado en la Constitución Política, es decir, expedir, modificar, reformar o derogar los Códigos Nacionales.
El Articulo 153 de la Constitución Política de Panamá, establece que, para ser Diputado, se requiere, ser panameño de nacimiento o naturalizado con 15 años de residir en el país antes de obtener la nacionalización, haber cumplido por lo menos 21 años de edad a la fecha de la elección, no haber sido condenado por delito doloso con pena preventiva de la libertad de 5 o más años, ser residente del circuito electoral correspondiente por lo menos un año inmediatamente anterior a la postulación.
El nivel de escolaridad, no es un requisito.
Los elegimos cada 5 años por votación popular. Muchos son elegidos por su capacidad profesional, política y personal. Son nuestros representantes ante el país.
Otros los eligen por el clientelismo, el “status quo“al que están acostumbrados.
Esta casta política, tiene privilegios otorgados por la Constitución como pasaportes diplomáticos, importación de 2 autos nuevos sin pagar impuestos, derecho a franquicia postal y telefónica, placa para auto. El Articulo 154, los exime de ser legalmente responsables por las opiniones que emitan en ejercicio de sus cargos. Es decir, pueden difamar, acusar, ofender sin pruebas y los ofendidos, no pueden demandarlos ¡porque tienen inmunidad!
Suecia, país ejemplar en materia parlamentaria, (Asamblea en Panamá), la austeridad impera.
Los Diputados al iniciar su periodo, reciben un Código de Ética con información del restringido uso de los fondos públicos. No tienen privilegios ni inmunidad.
Son ciudadanos comunes. Sus oficinas son pequeñas, apenas 49 metros cuadrados, se trasladan en transportes públicos, no existen los autos oficiales.
Ganan 7200 dólares mensuales, 4300 dólares después de pagar sus impuestos.
No pueden nombrar asesores o consultores personales y mucho menos cuentan con planillas como la 002 o la 180.
¡Es una maravilla este sistema sueco!
Pero vivimos en Panamá.
Nuestros Diputados ganan 7000 dólares mensuales. Con ese salario, tienen casa en la ciudad, casa en la playa, fincas, empresas diversas, realizan viajes familiares, autos, pagan los estudios de sus hijos en escuelas privadas o en el extranjero...
Al llegar a sus Curules, se consideran intocables. Si los criticas, te asolean cual iguana, usando términos ofensivos e inventados como “rumorologa“ o le dicen “fantasmas' a altas autoridades en un franco irrespeto o se comportan groseros y patanes con sus subalternos como aquel que increpo públicamente a un subalterno, exigiéndole que dijera si marcaba o no su entrada al trabajo y que le contestara porque ¡“él también es su jefe “!
Señores, han perdido el horizonte, ustedes están en esas curules, gracias a nuestros votos, no por sus méritos.
A la hora de repartirse las famosas comisiones ¡se las disputan! sobre todo, las de presupuesto, gobierno, credenciales, infraestructura, economía.
Las mismas son siempre presididas por diputados del partido gobernante, que pertenecen al “ala' influyente.
Recuerdo al diputado del partido gobernante, que le habían prometido que iba a presidir la Comisión de Gobierno, resulto que no formo parte de la misma. Apareció como integrante de la Comisión de la Mujer.
La Comisión de Presupuesto. ¡la imbatible! Mueve el engranaje de la cosa pública, Es el real poder.
Quien la preside, ¿será por meritocracia? o ¿por antigüedad? o como dijo un cantante “lo que se ve, no se pregunta “.
¿Qué criterios y metodologías utilizaran para aprobar o desaprobar presupuestos, traslados de partidas o créditos extraordinarios?
Porque para pagos de planillas secretas de la Asamblea, se aprueban inmediatamente, al igual que los proyectos de ley, que presenta el presidente de dicha comisión, se dan varios ¡pam! ¡pam! en la mesa y son aprobados.
El pueblo está cansado, solo pide transparencia y rendición de cuentas.
¡Hay que generar confianza!
Mientras encuentre las respuestas a mi desconfianza, no dejare de pensar que ¡Quien hace la Ley, hace la Trampa!
La autora es arquitecta
