La ciudad en particular y el distrito de Colón en general, transitan por situaciones que no parecen ser las mejores. Una vez aparecida una nueva y distinta administración municipal, lo esperado era una radical acción que produjera los cambios urgentes y necesarios que diera un aliento al golpeado hombre de Colón y consecuencialmente a toda la sociedad.
Todo parece continuar con el ritmo usual y desde luego lo que no avanza retrocede. La rendición de cuentas que es un mecanismo legítimo en la gestión pública, como lo es también la consulta ciudadana, que en cualquier gobierno, le dan autenticidad a la gestión pública, pareciera terminar en insumo de los discursos políticos electorales.
Creo que el concepto de distrito saludable se convirtió en una atractiva oferta electoral, y si bien fue respaldada por el elector, merecía-por ello- con el transcurrir del tiempo irse haciendo realidad, a través de acciones concretas bien pensadas y bien llevadas, para que al final de la jornada se hicieran los balances, que desde luego todos aspiramos que sean positivos.
Pareciera necesaria la puesta en práctica de lo que en los tiempos del dominio español en América se conoció como el Juicio de Residencia. En efecto, este: “…fue un procedimiento judicial…que consistía en que al término del desempeño del funcionario público se sometían a revisión sus actuaciones y se escuchaban todos los cargos que hubiese en su contra. El funcionario no podía abandonar el lugar donde había ejercido el cargo, ni asumir otro hasta que concluyese este procedimiento”.
La pasada administración municipal que terminó traumáticamente, sin grandes logros para el distrito de Colón, y a la que se le debió - si hoy hubiese existido- aplicar el juicio de residencia, no puede ni debe la actual administración municipal transitar por ese mismo sendero porque al final el desencanto, el engaño y la desesperanza harán mella en el colonense que creyó le había llegado la redención.
El recado es claro, no es el impresionismo, lo artificial ni la estridencia lo que le da rédito al trabajo. Es la conciencia, es la visión y es la decisión de hacer las radicales transformaciones las que conducirán a puerto seguro. La sociedad colonense necesita oxigenarse, tomar nuevos bríos, incorporarse al debate, participar de la vida municipal, ser propositiva. Para ello, la dirigencia que asume en la actualidad la responsabilidad de conducir el distrito debe tener claridad que los cambios son posibles cuando hay voluntad.
Hoy, abrigamos la esperanza de que la situación puede cambiar y que las cosas pueden ser diferentes, porque al final lo que importa es el deber cumplido y la satisfacción de que se hizo lo correcto.
El distrito saludable debe ponerse en marcha, nada debe detenerlo, pero eso dependerá en gran medida de quienes lo postularon como tal y de los que en verdad quieren que así sea.
Bien decía alguien que: “ Los hombres son grandes cuando son capaces de serlo” y por supuesto ello se cumplirá cuando de esto se tenga conciencia y cuando así se quiera.
El autor es docente universitario