Tener en la palma de la mano tecnologías digitales y acceso a informacion en línea, nos ha permitido mantenernos al día con un sinnúmero de avances en el manejo y prevención de la Covid-19. Sin embargo, este bombardeo de informacion inevitablemente produce confusión, dudas y malentendidos. Hoy día, hay cuatro vacunas autorizadas, tres por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos o FDA (Pfizer, Moderna y Johnson and Johnson) y una más autorizada por la Agencia de Medicamentos Europea (EMA), que es la de AstraZeneca.
El tema de la “tercera dosis” y la “dosis de refuerzo” de las vacunas contra el coronavirus ha sido motivo de gran confusión y malentendidos, los cuales paso a explicar. Estos dos términos se refieren a dos escenarios muy diferentes.
La tercera dosis constituye una dosis “adicional” y está destinada únicamente a personas con su inmunidad deprimida, quienes no montan una respuesta completa con las dos dosis de rigor.
Esta tercera dosis se llama así porque la mayoría de las vacunas hasta ahora autorizadas por FDA y EMA, y avaladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), tienen un ciclo completo de administración de dos dosis. Este es el caso de las dos vacunas disponibles en Panamá, la vacuna Comirnaty de Pfizer/BioNTech, y la vacuna de AstraZeneca. Las únicas personas para quienes aplica esta tercera dosis son pacientes inmuno-comprometidos, ya sea debido al cáncer, trasplantes, VIH, otras inmunodeficiencias o bajo tratamientos médicos que suprimen al sistema inmune. Esta tercera dosis se aplica un mes después de la segunda, pertenece a la misma plataforma o marca de vacuna y, en el caso de haber transcurrido mas tiempo, se ofrece tan pronto la autorización de emergencia entra en vigor. Con esta dosis adicional, las personas con su inmunidad comprometida completan su esquema de vacunación y logran una respuesta inmune que estará mas a la par del resto de la población.
La dosis de refuerzo o booster tiene una indicación y un intervalo muy diferente, y puede ser de diferentes laboratorios. El “refuerzo” es precisamente como lo dice la palabra. Aquí no estamos completando un ciclo de vacunación. Para la población general, el refuerzo se aplica no antes de seis meses después de la segunda dosis de cualquiera de las dos vacunas disponibles en el país. Es una forma de revitalizar al sistema inmune que ya ha sido debidamente “entrenado” por el ciclo normal de vacunación de dos dosis y cuyo trabajo se va a refrescar. A la fecha, este refuerzo solo se recomienda en Panamá para mayores de 55 años de edad o personas de 18 a 54 años que, por su situación laboral o institucional, tienen un alto riesgo de exposición y severidad por el coronavirus (Ejemplo, personal de salud, policías, pacientes crónicos, etc.). Queda pendiente, esperar las recomendaciones regulatorias para un “refuerzo” que aplique a los inmuno-comprometidos. Esta última medida complicaría mas la terminología, pues en tal caso se estará rumorando sobre una “cuarta” dosis que, en realidad, no sería mas que un “refuerzo”.
Es importante utilizar los términos correctos. El día 21 de octubre, la FDA autorizó la aplicación de dosis de refuerzo o booster con cualquiera de las vacunas debidamente autorizadas hasta la fecha, respetando el intervalo indicado de seis meses después de completado el primer ciclo de vacunacion, con dos excepciones. Para la vacuna de Johnson and Johnson, el intervalo es de dos meses para el refuerzo. La segunda excepcion es que el refuerzo de la vacuna Moderna, disponible en Estados Unidos y Europa, se administra en una dosis más baja, siendo ésta la mitad de las dosis utilizadas en su esquema de vacunacion.
El principal mito alrededor de estas dosis, ya sean adicionales o de refuerzo, es el decir que las vacunas no son efectivas. No hay nada mas lejos de la evidencia científica. Las vacunas sirven a pesar de que enfrentamos las nuevas variantes mas virulentas del Sars-Cov-2. La necesidad de completar un esquema de vacunacion en inmunosuprimidos o de administrar dosis de refuerzos en un grupo limitado de personas, nos indica la realidad de que, para algunos, el sistema inmune esta debilitado y, para otros, sobre todo adultos mayores, su sistema enfrenta una circunstancia ya bien conocida por la ciencia, la senescencia y la vulnerabilidad. Es importante apoyar la vacunación en sus varios esquemas para continuar el camino hacia la meta de inmunidad colectiva.
La autora es médica pediatra e investigadora científica