Un poco de investigación despertó mi entusiasmo por el futuro. La existencia de la tecnología de interconectividad 5G, con su inmenso potencial, hará que ésta y pandemias futuras, puedan ser manejadas.
Solemos replegarnos ante lo desconocido, y no es raro que circulen alertas ante 5G que obstaculizarían su pronto desarrollo.
Con reglamentación se puede proteger la privacidad por la invasión del entorno que permite 5G. Y el temor de que la multiplicidad de antenas produzca radiación dañina fue desmentido por especialistas.
5G interconecta de forma ubicua las cosas, y tiene la capacidad de volver inteligente a toda una ciudad. Descansa en un trípode tecnológico: alta velocidad (3G), mínima latencia (tiempo de respuesta), gran densidad (millones de dispositivos conectados). 5G es el punto de partida para una tecnología sin dependencia en la telefonía, y sin pantallas.
Entre otros países, Suiza, Corea del Sur, Emiratos Árabes, España, Italia, Alemania, y China, poseen la tecnología.
Vivir con aplicaciones de soporte 5G será como magia: los pasajeros de un auto sin conductor pueden compartir videojuegos con los que viajan en otros autos; conectado a una red 5G, si sufrimos un derrame en la calle, el dispositivo, que conoce todo sobre nuestra salud, diagnóstica, llama una ambulancia y encuentra al médico más idóneo y el hospital más cercano
Hay ciudades con 5G donde detectan desde lejos la fiebre en los viandantes.
En Wuhan, cuna de la Covid-19, funcionan redes de 5G. Científicos chinos seguramente trabajan en una aplicación para el control de esta pandemia, y de las futuras.
Cuando exista esa aplicación en 5G, esperada para el 2021, será posible una vida normal con epidemias, pues avisaría la proximidad de portadores, de enfermos o recuperados; además indicará instantáneamente qué medidas o medicinas personalizadas atañen a cada uno de los que están en el radio de distancia cubierto por esa red.
Afortunadamente vivimos en el Siglo XXI. ¡No pongamos trabas a sus beneficios!
La autora es escritora