DESMITIFICACIÓN

¿Por qué temerle a los militares?

Cuestiono la forma paranoica en que algunas personas nos quieren hacer ver que cualquier cosa que huela a militar es antidemocrática y le otorgan matices maquiavélicos. Nunca fui defensor de la dictadura militar, algunas personas sabe cuán en contra estuve de esa aberración.

Tampoco creo que los decretos ley resolverán el problema de inseguridad en que vivimos, pero pienso que dichos decretos deben ser atacados en forma puntual, como algunos sí lo han hecho al denunciar, por ejemplo, que el Gobierno pretende nombrar personal de “inteligencia” que tendrá la capacidad de espiar la próxima administración.

Mi crítica se dirige a quienes se limitan a decir que los decretos son un retorno al militarismo. Me resulta irónica la insistencia en criticar lo que se ha llamado “militarismo”, cuando tenemos un Presidente que fue elegido por ser hijo de un militar. Me parece irónico, porque fueron militares los que nos libraron de Noriega y porque fui testigo de cómo nuestro pueblo vitoreó a esos soldados cuando se paseaban por nuestras calles después de la invasión.

Es irónico porque el mes pasado se le daba tributo a la patria con uniformes, marchas, bandas de guerra, carabinas y demostraciones esencialmente militares. Se quiere hacer ver que lo único malo que en materia política hemos tenido en nuestra vida republicana ocurrió durante la dictadura militar. Parece que quieren que olvidemos la basura política que tuvimos antes de 1968 y que pensemos que lo que vivimos ahora es una bendición. Se olvidaron que durante esos años “buenos” se asesinó a un Presidente –y más irónico, que ese Presidente fue un militar asesinado por civiles–.

Se olvidan que la dictadura se sostuvo no con las armas, sino con un partido dirigido por civiles, que luego ha gobernado esta triste nación en dos ocasiones; y aún más, que una de los mayores defensoras de esa dictadura es hoy una candidata para ser Presidente. Se ha criticado tanto que el jefe de la policía sea un militar, y me pregunto si hay médicos que critican al ministro de Salud por ser médico, o educadores que critican al ministro de Educación por ser profesor, o ingenieros que critican al ministro de Obras Públicas por ser ingeniero, o abogados que critican al ministro de Gobierno y Justicia por ser abogado. Eso es la ley del embudo.

No necesitamos un ejército, pero las incursiones guerrilleras en nuestras fronteras no pueden tratarse con pistolitas de agua. Tampoco creo que actividades terroristas en nuestras ciudades, o en el Canal, puedan ser manejadas como si fueran perpetradas por delincuentes juveniles. Estoy convencido de que los que están detrás de esta tarea de maldecir a los militares son personas que han sufrido algún trauma durante los gobiernos militares o personas que añoran la vida política previa a 1968.

Entiendo perfectamente la historia amarga que nos hicieron pasar los militares durante 21 años, pero no podemos por ello crear un sombra o fantasma permanente en nuestro futuro. Considero que es una carrera muy bonita que merece más respeto, porque está fundamentada en la disciplina; y por ello añoro que al menos uno de mis nietos decida ser militar y disfrutar verlo con el cabello corto y sus zapatos bien lustrosos. Y créanme que no obedecerá otra cosa que a su patria, su conciencia y ojalá a su abuelo.


LAS MÁS LEÍDAS

  • Los combustibles bajarán de precio a partir de este viernes 12 de diciembre. Leer más
  • Gobierno anuncia acuerdo sobre salario mínimo: así quedarán algunas tasas por regiones. Leer más
  • Naviferias 2025: el IMA anuncia horarios y lugares del 15 al 19 de diciembre. Leer más
  • Jubilados y pensionados: así será el pago del bono navideño y permanente. Leer más
  • Embajador de Estados Unidos toma el desayuno chino con la diputada Patsy Lee. Leer más
  • Contraloría inicia auditoría a fondos que transfirió el MEF a gobiernos locales en el gobierno de Mulino. Leer más
  • Estados Unidos incluye a Ramón Carretero Napolitano en la Lista Clinton. Leer más