La 73 Asamblea Mundial de la Salud (AMS), celebrada la semana pasada, fue un evento realmente extraordinario y a todas luces oportuno, debido a la extraordinaria coyuntura pandémica bajo la cual tuvo lugar. De allí la extraordinaria atención que suscitó en la comunidad internacional.
A través de su líder, el presidente Xi Jinping, China emitió un mensaje a la altura del momento histórico, consistente en las siguientes propuestas puntuales, sinceras y prácticas a la comunidad internacional:
1. Que el mundo entero se una más estrechamente en combatir la pandemia, compartiendo las informaciones, experiencias y mejores prácticas concernientes, para así lograr contener lo más pronto posible la transmisión transnacional de la Covid-19 y, con ello, atajar su todavía creciente expansión global.
A tal fin, China cree que se ha de privilegiar, por encima de todos los demás intereses, el de la vida humana, intensificando en la mayor medida y grado posible la cooperación sanitaria y médica internacional, en particular en lo concerniente a los métodos de prueba, el tratamiento clínico, la farmacia y la vacuna.
2. Que es menester mejorar la concertación internacional en lo referente a una gradual y ordenada reanudación de las actividades económico-productivas, siempre enmarcadas dentro de la política general anti-epidémica, de conformidad con las recomendaciones profesionales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y con miras a asegurar la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro globales.
3. Que el mundo se valga con más decisión de la solidaridad como el arma más poderosa de defensa anti-epidémica, prestando ayuda sustancial y efectiva a las naciones en vías de desarrollo, en particular a las africanas.
A este respecto, al tiempo que hace un fuerte llamado a la comunidad internacional a brindar mayor cantidad de ayuda en forma material, técnica y de personal profesional a África y a aumentar el apoyo político y financiero a la OMS, China se compromete a asumir a plenitud su parte de responsabilidad, esto es, en términos concretos:
Ofreciendo, en el curso de los próximos dos años la suma de US$2 mil millones, a usarse en el combate a la Covid-19, así como en los esfuerzos por la reactivación económica en los países en vías de desarrollo en general y los africanos en particular;
Estableciendo en el territorio chino, en colaboración con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), depósitos y hub humanitarios para situaciones de emergencia globales, complementados de “pasos verdes” para el transporte y los requisitos aduaneros, en contribución a la garantía de las cadenas de suministro de materiales anti-epidémicos;
Institucionalizando 30 centros de cooperación inter-hospitalaria chino-africana y acelerando la construcción del Centro Africano para el Control y Prevención de Enfermedades;
Ofreciendo, como un bien público global, la vacuna china contra la Covid-19, una vez que se complete su proceso de investigación y desarrollo, aportando así a su accesibilidad y acequibilidad en favor de los países en vías de desarrollo; y
Sumándose al G20 en la implementación de iniciativas diseñadas a aliviar las deudas de los países más pobres.
Como ha señalado el presidente Xi Jinping, el nuevo coronavirus no es la primera ni será la última crisis de salud pública infligida por la naturaleza al ser humano. De ahí la importancia de que la comunidad internacional, de manera conjunta y unida, mejoremos nuestro nivel de preparación para hacer frente a semejantes eventualidades, asimilando las lecciones anteriores y remediando los defectos. A tal propósito, China respalda el adelanto de una revisión general, objetiva y justa, del esfuerzo global por enfrentar la pandemia de la Covid-19, bajo el liderazgo de la OMS, una vez que la pandemia se encuentre bajo control.
Me complace finalizar indicando que en el plano bilateral se ha observado una excelente cooperación entre China y Panamá en relación al combate a la Covid-19, traducida en las múltiples expresiones de solidaridad y apoyo moral de la parte panameña a la parte china en los momentos más duros de la lucha china por controlar la crisis, así como en las asistencias técnicas chinas a Panamá por medio de videoconferencias profesionales y donaciones de insumos gestionadas por el gobierno central, varios gobiernos locales y empresas de China. No me cabe duda de que esta cooperación va a continuar adelante a pasos firmes, como un factor componente y robustecedor del conjunto de nuestra siempre mutuamente respetuosa y provechosa agenda.
El autor es embajador de la República Popular China en Panamá
