A finales del 2019, China informó al mundo sobre brote de neumonía de causa desconocida que apareció súbitamente en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei. En menos de 10 días se identificó un novel coronavirus (2019-nCoV) como el microbio culpable. Hasta ayer, 24 de enero, unos 1,303 enfermos han sido diagnosticados, incluyendo viajeros a ciudades cercanas, aunque es probable que el número de infectados, todavía sin captar, sea, al menos, 10 veces mayor. Solo 2 casos han sido documentados en el continente americano, ambos en Estados Unidos. A la fecha, 41 pacientes han fallecido, la mayoría adultos mayores con enfermedades crónicas de base. Una prueba rápida de detección ya ha sido desarrollada, en tiempo récord, debido a la eficiente colaboración entre científicos internacionales. La secuencia genética completa del virus forma parte del banco molecular público de OMS. Varios aeropuertos en el mundo han empezado a tamizar, con cuestionario, escáner térmico y posible cuarentena, a los turistas procedentes de áreas afectadas para contener la potencial propagación del patógeno, especialmente porque el tráfico aéreo se incrementa exponencialmente durante la celebración del año lunar chino.
Los primeros casos estuvieron vinculados a personas que habían visitado un popular mercado de mariscos y animales vivos o recién sacrificados que son comestibles en países asiáticos. Aunque al principio se decía que había poca evidencia de transmisión entre seres humanos, los datos que se han ido generando indican contagio entre individuos con exposición cercana (familiares, personal de Salud), similar a lo acontecido en previas epidemias de otros coronavirus: SARS (Severe Acute Respiratory Syndrome) en 2002-2003 y MERS (Middle East Respiratory Syndrome) en 2012-2017, que se esparcieron desde China y Arabia Saudita, matando aproximadamente a 800 y 700 pacientes, respectivamente.
Los coronavirus son una gran familia de microbios, usualmente asociados a patología respiratoria leve (causan 15-30% de los resfriados comunes), pero algunas cepas causan enfermedad grave. La infección es considerada una zoonosis porque es transmitida de animales a humanos. Antes de afectar a la gente, el germen del SARS estuvo circulando secundariamente en civetas y mapaches, mientras que el del MERS en camellos, porque el hospedero natural inicial tiende a ser el murciélago. Otros coronavirus afectan a perros, gatos, caballos, vacas, cerdos, gallinas, pavos, patos, conejos, roedores y culebras, provocando compromiso clínico o subclínico en dichas especies. Todavía no se confirma el animal que originó el caso índice del nuevo virus. La enfermedad pulmonar causada por el SARS se asoció a una letalidad del 10%, mientras que la del MERS fue de 34%. Por ahora, la fatalidad por la neumonía inducida por el 2019-nCoV ronda el 3%, pero podría ser menor tan pronto se computen las infecciones leves, no captadas.
Por tratarse de una infección novedosa, toca esperar información profesional actualizada sobre período de incubación (lapso desde contacto con virus hasta aparición de síntomas) y de transmisión (intervalo de contagiosidad antes, durante y después de síntomas). Es muy probable que la vía de contagio sea similar a la de otras infecciones respiratorias (exposición a secreciones expelidas al toser o estornudar, mucosidades nasales, manos contaminadas y objetos inanimados que albergan partículas virales viables por pocas horas). El Ministerio de Salud anunció, a inicios de la semana, que el Departamento de Epidemiología de la institución le está dando seguimiento estrecho a la alerta que emana diariamente de la OMS-OPS.
El Minsa, responsablemente, ya activó la vigilancia epidemiológica en puertos, aeropuertos y fronteras terrestres, ante la probabilidad de que el virus sea portado por viajeros procedentes de regiones incriminadas en el brote. Se recomienda a las personas que reciben turistas sintomáticos mantener las medidas higiénicas habituales en casos de gripe, incluyendo el lavado de manos, e instruir a los centros hospitalarios a prepararse en las estrategias necesarias de bioseguridad, debido a que el personal sanitario es siempre más vulnerable al contagio con virus respiratorios. Aunque el SARS nunca llegó a Panamá, la creciente afluencia de pasajeros de China a nuestro territorio hace prudente la implementación de controles migratorios más rigurosos para prevenir la importación del 2019-nCoV. La OMS, por el momento, no ha declarado una emergencia sanitaria global ni recomendado la restricción de viajes debido a que la transmisión de persona a persona fuera de China es todavía muy limitada.
En esta era, la información se propaga muchísimo más rápido que la infección. Resulta imprescindible, empero, seguir solamente las fuentes fiables. Demasiado intrusismo en redes sociales…
El autor es médico