Durante 50 años, la sociedad panameña, la iglesia, la familia y organizaciones populares, esperamos tener certeza de los hechos de la trágica desaparición forzada y crimen de Jesús Héctor Gallego, que de forma arbitraria fue sacado de su hogar por tres agentes de inteligencia militar (G-2), durante la dictadura militar, el 9 de junio de 1971, a las 11 de la noche.
El padre Gallego fue un sacerdote católico y misionero colombiano, un líder espiritual, que se convirtió en esperanza y voz de los pobres del distrito de Santa Fe, provincia de Veraguas; un área de difícil acceso, donde recorrió sus montañas compartiendo su apostolado con una población pobre y con alto índice de analfabetismo, donde su actuar lo convirtió en un modelo de entrega en la evangelización y el cambio social.
Asumió, el compromiso desde la fe cristiana de concienciar al campesinado de sus derechos y dignidad; edificó una casa comunal, organizó sindicatos, 11 centros campesinos, la cooperativa de servicios múltiples La Esperanza de los Campesinos R.L. Con amor y desprendimiento logró romper la estructura agraria de las familias de terratenientes que mantenían sometidos a los campesinos, lo que genera que algunas de ellas lo vieran como un peligro a sus intereses. Fue víctima de varias agresiones injusta y encarcelado, entre otros vejámenes.
En una entrevista en Radio Hogar, por el padre Julián Leucoma, el 4 de mayo de 1971, compartió sus ideas, donde expresó el interés de unir el movimiento cooperativista campesino en todo el país y en el mundo.
El juicio realizado el 26 de octubre de 1993, donde un jurado de conciencia condenó a los militares Melbourne Walker, Eugenio Magallón y Nivaldo Madriñan, por su secuestro y asesinato, mantenía la esperanza de saber la verdad, pero se escudaron bajo el velo del silencio, los partícipes y cómplices de tan horrendo crimen.
Panamá ratifico la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada el 28 de febrero de 1996. A partir de esa fecha, el Estado debe agotar todas las instancias para investigar y dar con sus restos; también se han dado esfuerzos para apoyar las investigaciones y se han tenido distintas conversaciones y peticiones del Comité de Familiares de Asesinados y Desaparecidos de Panamá Héctor Gallego (Cofadepa), pero el silencio perdura. Aún no hay justicia para el padre Héctor Gallego.
El emblemático Parque Héctor Gallego, que el movimiento estudiantil universitario reclamó para que fuera dedicado a su memoria, con el respaldo de toda la sociedad, es un testimonio de un país agradecido. (Guevara Mann, 2017)
Sin duda que Héctor Gallego es un mártir social, que vivió la fe cristiana en su trabajo de evangelización y dejo un gran legado a la población de Santa Fe, que amo tanto.
El autor es vicerrector de Investigación y Extensión de la USMA