El segundo artículo de la ley de la Manada scout es “El lobato se vence a sí mismo”. No recuerdo si me lo explicaron en profundidad cuando era un lobato del Grupo 5 en la Escuela Primaria Don Bosco, lo que sí sé es que esta sencilla frase me ha acompañado siempre, acotando cuál es el verdadero campo de batalla de mi vida: yo mismo.
En estos días de virus y confinamiento, más de uno ha coqueteado con la idea de saltarse las restricciones, demostrando que egoístas, irresponsables y cínicos son legión en todo el mundo. Muchas personas son incapaces de decirse “no” y someterse a lo que las autoridades sanitarias recomiendan. Los ejemplos de pícaros sabelotodo o conspiranoicos que creen que todo es mentira se multiplican por todas partes, incluso hubo uno que, para saltarse las restricciones, decidió sacar a pasear un perro de peluche. A ese nivel estamos.
La lucha en estos días se libra en cada uno, contra uno y por uno. La necesidad de negarnos a nuestra propia satisfacción es la clave de la victoria sobre una situación sin precedentes que desbordaría a cualquier gobierno, de cualquier color o signo político, de cualquier ideología. Vencernos, incluso en el terreno político e ideológico, es fundamental para no estorbar la labor de los que fueron elegidos democráticamente para lidiar con nuestro país y con esta grave crisis que nadie se esperaba, ni tiene un manual infalible.
Tómense en serio esta situación y vénzanse a sí mismos: quédense en casa, piensen en el “después”, reflexione en el “antes” y concluyan que el “ahora” es estarse en casa, confiar en la ciencia sin dejar la fe, y que mucho del tiempo que vamos a pasar en compañía o solos es un respiro que se toma el planeta para darse un chance y regalárnoslo. Piensen en que lo heroico es un monosílabo que debe decirse, cuando le entren unas ganas locas de salir a la calle desafiándolo todo: no.
El autor es escritor