El Canal panameño fue el resultado del esfuerzo de muchas generaciones de panameños, comenzando con los próceres que fundaron la República, quienes garantizaron su construcción hasta Torrijos , que internacionalizó las causas del conflicto y logró -junto al presidente Carter- un nuevo tratado con fecha precisa para su devolución, con todas sus tierras, a Panamá.
Si queremos simplificar todo el largo proceso, podemos decir que fue una muchachada del Instituto Nacional la que el 9 de enero de 1964 cambió todo.
Como consecuencia, Roberto F. Chiari y Miguel J. Moreno lograron enterrar el terrible revisionismo, consiguiendo lo anhelado: un nuevo enfoque de borrón y cuenta nueva. ¡Un nuevo tratado!
Hoy, el Canal es nuestro y ha sido sin duda alguna muestra internacional de todo lo bueno que hay en nuestro pueblo y nación. Los canaleros, quienes mantienen y operan el Canal, son los únicos que cuando van al trabajo cada día van vestidos con la tricolor. ¡Alma y fuerza de patria!
Todas las reglas, leyes y artículos constitucionales bajo los cuales opera el Canal fueron producto de una construcción ciudadana, en un proceso de concertación, con representantes de todos los sectores ciudadanos y todos los partidos políticos. Entre muchos más, yo fui uno de los privilegiados en participar en estas discusiones ( a veces muy fuertes) y acuerdos producto del sentido de patria de todos los partícipes.
Por eso siento que estoy en mi derecho y mi obligación es escribir este artículo.
El Canal hoy está entrando en una crisis autoinfligida por su junta directiva y su administración, que amenaza con que pierda ese puesto cimero entre todas la instituciones del país, lo cual tiene que producir un gran dolor a una ciudadanía ya muy golpeada por la resquebrajada condición de instituciones como la Asamblea, la Corte Suprema e incluso la Presidencia. Solo el Canal se mantenía como un ejemplo de todo lo bueno y hoy hasta esto está amenazado.
En mi opinión, hay varios “¿por qué?”, para describir la triste situación que planteo.
La situación laboral la han deteriorado en forma totalmente contraria a la intención de todo lo que se negoció en los “Coronado”, donde se lograron los grandes acuerdos para el funcionamiento de nuestro Canal. Allí, los múltiples sindicatos del Canal renunciaron al derecho a huelga (decisión casi que suicida para cualquier organización sindical), aceptando en su lugar una Junta de Relaciones Laborales, que se encargaría de procesar los reclamos laborales con justicia, prontitud y excelencia. La realidad actual es que la administración –luego de recibir de la junta directiva unos exagerados (para Panamá) aumentos salariales- se voltea y “paraliza” las negociaciones de contrataciones colectivas con varios importantes sindicatos del Canal por dos a tres años (situación inaceptable para cualquier organización humana) y el árbitro – la Junta de Relaciones Laborales – a su vez demora años para tomar decisiones. Resultado: la administración irresponsablemente daña las relaciones laborales de nuestro Canal y luego la Junta de Relaciones Laborales no actúa, produciéndole una virtual trampa a la sociedad panameña que acordó el sistema, sin hablar de los sindicatos que negociaron de buena fe, solo para resultar también trampeados.
La Junta de Relaciones Laborales la conforman Fernando Solórzano, Yvonne Durán, Nedelka Navas, Manuel Cuotas y Lina Boza. Ojalá puedan explicarle al país por qué aplican justicia tardía, que no es justicia.
Con todo este escenario inaceptable, ya se inician –con mayor fuerza– las presiones (también inaceptables) de políticos para lograr puestos en la junta directiva, meter la mano y reducir la reputación de nuestro Canal al bajo nivel que tienen todas las instituciones del Estado.
Yo, como panameño, dueño con todos mis compatriotas del Canal, grito un “¡no!”
Con todo respeto, le solicito al administrador Catín Vásquez que rectifique, negocie de buena fe y retorne a las buenas relaciones laborales , frenando así la politización desafortunada que se inicia en la institución más respetada de nuestra nación. ¡No hay derecho que la institución del Canal se resquebraje!
Los panameños no merecemos esto, luego de la lucha generacional más exitosa de la nación.
El autor es fundador del diario La Prensa
