Crime Stoppers, organización que promueve la vigilancia ciudadana contra el crimen organizado, alertó sobre la amenaza que sigue generando el contrabando de cigarrillos, actividad que, de acuerdo con la agrupación, financia actividades de bandas locales, estructuras delictivas transnacionales y hasta acciones de grupos terroristas.
En el caso de Panamá, en 2020, el Servicio Nacional de Fronteras de Panamá y la Autoridad Nacional de Aduanas decomisaron cargamentos de cigarrillos de contrabando valorados en $17.2 millones. Se estima que el 80% del cigarrillo que se consume en Panamá proviene del mercado negro. Las marcas más atractivas para el contrabando fueron: Pine, Jaisalmer, Gold Seal, Royal, Gold City, Última y D&J.
Alejo Campos, director regional de Crime Stoppers Caribe, Bermuda y América Latina, manifestó que las ganancias del comercio ilícito son usadas para la compra de armas ilegales, tecnología, medios de transporte y para financiar la corrupción e inyectar dinero en efectivo a la operación diaria de las bandas locales.
“Al mismo tiempo, los gobiernos dejan de recaudar impuestos necesarios para la inversión en proyectos sociales e impacta en la salud pública, ya que, los bajos precios de los cigarrillos ilegales promueven el fumar a edades más tempranas, facilitando el acceso al tabaco”, agregó Campos.
Entre los productos más comercializados en forma ilegal para generar recursos ilícitos se encuentran las medicinas, las bebidas alcohólicas y los cigarrillos, sumándose hoy en día, insumos relacionados a la prevención y combate de la Covid-19.

