Al menos $34 millones ha destinado el gobierno, desde que comenzó la pandemia en el país, para ampliar la capacidad hospitalaria en varias infraestructuras y albergar a pacientes con la Covid-19.
Las inversiones más notorias en la provincia de Panamá —en orden de realización— corresponden a la construcción del hospital modular en Albrook, por $6.9 millones; la adecuación de 160 camas en el centro de convenciones Figali, por $1.4 millones; la adaptación del Hospital Covid en la Ciudad de la Salud, por $23.7 millones, y el acondicionamiento de unas 100 camas en el Instituto Técnico Superior del Este, por poco más de $1.3 millones.
En otras áreas, como Panamá Oeste, se habilitó una sala para pacientes Covid-19 por $365 mil 626, y en el hospital Luis Chicho Fábrega, en Veraguas, se acondicionó otro espacio por $402 mil 188.
Todos estos proyectos son para albergar a pacientes Covid-19 en estado moderado y algunos en estado grave, como es el caso del Hospital Covid y el modular, llamado Panamá Solidario.
Además, está en proceso de licitación una sala de cuidados intensivos (de 37 camas) dentro del Figali, cuyo precio oscilaría entre $1.5 millones y $1.9 millones.
Para Julio Osorio, secretario de la Comisión Médica Negociadora Nacional, la ampliación de la capacidad hospitalaria es necesaria en esta pandemia, pero considera que en algunos proyectos el monto es elevado.
El Minsa y la CSS tenían planificado disponer de mil 636 camas adicionales para fines de este mes en todo el país.
La apuesta y el costo de más camas hospitalarias en el país
La pandemia por la Covid-19 obligó al Estado, en este caso al Ministerio de Salud (Minsa) y a la Caja de Seguro Social (CSS), a comenzar algo que no hizo por años: ampliar la capacidad de los hospitales para atender pacientes.
Ante la creciente llegada de pacientes con la Covid-19 a los hospitales, y las proyecciones que se tenían de nuevos casos en enero, culminadas las fiestas de fin de año, el Minsa y la CSS decidieron apostar por la adecuación de más camas.
Francisco Sánchez Cárdenas, miembro del Consejo Consultivo de Salud, narró que en octubre de 2020, una de las recomendaciones que hicieron al Gobierno fue ampliar la cantidad de camas y adecuar la infraestructura de varios hospitales e inmuebles, ya que se proyectaba un incremento de casos para enero que podía colapsar el sistema.
No obstante, antes de la llegada del Consejo Consultivo en junio, el Gobierno dio algunos pasos para aumentar la cantidad de camas y recibir a pacientes con el virus. El primero fue habilitar el Hospital Integrado Panamá Solidario (llamado hospital modular) con 100 camas, a un costo de $6.9 millones.
Este proyecto en Albrook generó polémica, primero, porque fue licitado por el Ministerio de Obras Públicas, una entidad alejada del tema salud, y segundo, porque su costo y desarrollo estuvo rodeado de denuncias de supuestas irregularidades. Incluso, en su momento, el Ministerio Público anunció la apertura de una investigación de oficio por la presunta comisión del delito contra la administración pública.
A principios de la pandemia en el país, el Minsa habilitó el Instituto Nacional de Medicina Física y Rehabilitación, por $495 mil.
Posteriormente, esa misma entidad comenzó a habilitar 160 camas en el centro de convenciones Figali, en Amador, corregimiento de Ancón, por $700 mil, pero en julio decidieron agregar una unidad de cuidados respiratorios especiales (UCRE), que elevó el monto de la construcción a poco más de $1.4 millones.
Para aquellos días, las autoridades sanitarias habían pensado también adecuar los centros de convenciones Amador, en Ancón, y Atlapa, en San Francisco, pero finalmente ambos fueron descartados. El primero porque no se llegó a un consenso sobre su uso, ya que era una obra que aún no se ha entregado al Estado y, en el caso de Atlapa, porque solo acondicionar toda la infraestructura eléctrica representaba una inversión de $2.2 millones, por lo que sería muy costoso el proyecto. Al menos esas fueron las explicaciones del Minsa en aquel momento.
En octubre se decidió —a través de la mesa conjunta de la CSS y Minsa— acondicionar el Instituto Técnico Superior del Este (ITSE), en Tocumen, por $1.3 millones. Allí se adecuaron 114 camas. Este proyecto tiene un 98% de avance, según informes del Minsa. Recientemente, la entidad dijo que también se planifica hacer en este lugar una sala de hemodiálisis para pacientes con Covid-19 y que padecen de insuficiencia renal.
Más obras
Otra obra que se cotizó entre octubre y noviembre del año pasado y que está por finalizar es el llamado Hospital Covid, en la Ciudad de la Salud, a un costo de $23.7 millones.
Este es el proyecto de infraestructura más costoso para recibir a pacientes Covid-19 desde que comenzó la pandemia, y contempla, según el pliego de condiciones publicado en el portal de Panamá Compra, habilitar 80 camas de cuidados intensivos (UCI), 60 camas de cuidados respiratorios y 160 para hospitalización en sala.
Además de adecuar las camas hospitalarias, el promotor —que en este caso es la Constructora Riga Services— debía llevar varios servicios públicos a la Ciudad de la Salud, como agua, saneamiento y electricidad.
Precisamente esta semana comenzó el proceso de inducción para el personal de salud que brindará atención a los pacientes Covid-19.
Rolando Binns Halman, director médico, adelantó que en esta fase de capacitación se incluirá a profesionales cubanos que prestarán servicios en las distintas salas de UCI y UCRE.
“Tan pronto tengamos los avales de los entes reguladores, como el Consejo Técnico de Salud y el Cuerpo de Bomberos de Panamá, entre otros, podríamos estar recibiendo los pacientes en los próximos días”, remarcó.
Esta semana también se llevó a cabo un proceso de cotización para la habilitación de una sala de cuidados intensivos en el Figali, cuyo costo oscila entre $1.5 millones y $1.9 millones. Esos fueron los montos que ofertaron las empresas interesadas.
Otras provincias
En otras provincias también se adecuaron espacios dentros de hospitales y otras instalaciones para albergar a pacientes Covid-19.
Por ejemplo, en Panamá Oeste se habilitó una sala por $365 mil 626, y en el hospital Luis Chicho Fábrega, en Veraguas, se acondicionó otro espacio por $402 mil 188. En lo que respecta a Chiriquí, se acondicionó el edificio de la antigua Casa del Arrocero, propiedad del Banco Nacional de Panamá, por $871 mil 62.
De acuerdo con un reporte del Minsa, en 10 meses unas 20 salas han sido acondicionadas para recibir a pacientes en todo el país, y hay otros proyectos por concluir que buscan ampliar el número de camas.
A todo lo anterior hay que sumar siete hospitales de campaña que fueron levantados para enfrentar el aumento de casos. En total, el Gobierno esperaba contar a finales de enero con mil 636 camas de hospitalización adicionales a las 6 mil que había en el país.
Para Julio Osorio, secretario de la Comisión Médica Negociadora Nacional, la adecuación de más espacios era necesaria y se requería.
No obstante, indicó que cuando se mide esa inversión por metro cuadrado parece un poco alta. En palabras del médico, con la cantidad de nuevas camas que hay, lo ideal es que también hayan 12 mil médicos, y solo se cuenta con 6 mil 300.
Sobre el costo de las obras, Sánchez Cárdenas dijo que lo importante es la transparencia para que las medidas sanitarias que se apliquen tengan aceptación.
“Cuando empezó la pandemia, el sistema no estaba bien y si no se hace esto [ampliar capacidad hospitalaria] hubiésemos tenido que decir quién vive y quién no vive”, concluyó.
Algunos de los montos de los proyectos incluyen equipos, y otros no, así que la inversión sería mayor.