Apenas un mes después de que el Gobierno iraquí declarara su victoria sobre el grupo Estado Islámico (EI), los yihadistas todavía estarían en disposición de recuperar zonas de Irak, especialmente cerca de la frontera con Siria, advierten los expertos y responsables locales.
Ali Al Bayati, comandante de las unidades paramilitares Fuerzas de Movilización Popular, que luchan junto a las fuerzas de seguridad iraquíes en la agotadora batalla contra el grupo, dijo que la región de Nimrud, en el norte de Irak, podría “caer en cualquier momento, porque la seguridad allí es frágil”.
El pasado julio, las autoridades de Bagdad anunciaron a bombo y platillo la “liberación” de Mosul, la segunda ciudad de Irak, también en el norte.
Los combatientes del EI que huyeron de su antiguo bastión y se refugiaron en el oeste, en el extenso desierto junto a la frontera siria, han lanzado varios ataques contra las fuerzas de seguridad y los civiles desde entonces, explicó Bayati.
Escondiéndose en valles, barrancos y trincheras excavadas, antes de su expulsión de Mosul, los yihadistas habían acumulado armas, gasolina, agua y comida.
Más de 4 mil yihadistas han sido arrestados en la provincia de Nínive desde la captura de Mosul, según el jefe de la Policía, el general Wathiq Al Hamdani.
Pero Aed Al Louayizi, del consejo provincial de Nínive, afirmó que varios civiles habían sido asaltados o asesinados dentro de la misma ciudad, y que algunos atacantes iban disfrazados de soldados.
Según él, los ataques fueron perpetrados por miembros del grupo EI de las áreas de Tal Afar y Hatra, dos ciudades que el año pasado también fueron arrebatadas a los yihadistas.
Hisham al Hashemi, un especialista en movimientos yihadistas, sostuvo que el anuncio de Irak de la victoria militar, el pasado diciembre, “simplemente significa que la bandera [negra] del grupo EI ya no ondea” en los edificios gubernamentales.
Para contrarrestar la amenaza de una reinsurgencia del EI, “se han llevado a cabo varias operaciones en el sur de Mosul” con apoyo de la coalición liderada por Estados Unidos para incautar armas, indicó el portavoz de la coalición, el coronel Ryan Dillon. Louazi explicó que “geográficamente, el territorio ha sido retomado [...] pero no todos los yihadistas han sido arrestados”.
“En cuanto a la seguridad, estamos en la misma situación que condujo a la caída de Mosul” en 2014, que se produjo después de que los yihadistas se apoderaran de algunas zonas, advirtió.
Para tratar de evitar errores del pasado, Dillon dijo que “la coalición ha entrenado a las fuerzas de seguridad iraquíes para gestionar la transición y futuras amenazas. Sabíamos que habría una transición de los combates a la vigilancia policial”.
Las Fuerzas de Movilización Popular, que patrullan la frontera con Siria, aseguran que tienen que lidiar a diario con los intentos de infiltración de los yihadistas.
Aunque el EI también está siendo derrotado militarmente en Siria, sorprendió a los observadores la pasada semana al anunciar que había regresado al noroeste de ese país. En Hawiyah (norte de Irak), al menos tres civiles y un combatiente de las Fuerzas de Movilización Popular fueron abatidos este mes, según fuentes de seguridad.
Además, unos 60 yihadistas murieron en combates en torno a Hawiyah, uno de los últimos bastiones urbanos del EI reconquistado por las fuerzas iraquíes, según las mismas fuentes.
El lunes, un doble atentado suicida en Bagdad le costó la vida a 30 personas, lo que llevó al primer ministro, Haider Al Abadi, a instar a las fuerzas de seguridad a “eliminar las células durmientes del EI” y proteger a los civiles. Pero Hashemi defendió que la amenaza es más inmediata. “Este concepto de células durmientes es un error. No son durmientes, están activas”, afirmó.
“Son capaces de aumentar sus ataques e incluso de hacerse con el control de zonas”.
RETORNO EN SIRIA
El EI está a punto de ser expulsado de sus últimos reductos en Siria, pero acaba de anunciar inesperadamente su regreso en el noroeste del país, en la provincia de Idlib, controlada por un grupo yihadista rival.
Según los expertos, el EI quiere aprovechar la actual ofensiva del régimen en Idlib, provincia del noroeste sirio, para intentar recuperar su prestigio tras la estrepitosa caída de su “califato” en Siria e Irak.
Con ataques puntuales, secuestros de soldados del régimen, estos últimos tiempos, la organización ultrarradical no escatima su comunicación en las redes sociales para probar su presencia en Idlib, que escapa por completo al poder de Bashar al Asad. El 12 de enero, el EI calificaba a Idlib de “Wilaya”, provincia bajo su control.
Pero en la práctica, esta región está dominada por sus rivales de Hayat Tahrir Al Sham, grupo yihadista formado por la exfilial de Al Qaeda. En Idlib, “hay probablemente cientos, quizás miles [de combatientes del EI], a lo sumo”, relativiza Aymenn Jawad al Tamimi, especialista en movimientos yihadistas. Este “enclave” nació gracias a la llegada “de hombres del EI que huyen de otros territorios”, explica, y precisa que se trata de una “extensión” de su presencia en la provincia vecina de Hama. Pero el control territorial del grupo se limita solo a cinco ciudades, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

