Eike Batista, otrora el hombre más rico de Brasil, fue encarcelado por supuestas acusaciones de corrupción tras regresar ayer a Río de Janeiro. Batista fue enviado a prisión en Río tras someterlo al procedimiento usual de afeitarle la cabeza, según la autoridad penitenciaria del estado. La policía lo detuvo horas antes en la pista de aterrizaje del aeropuerto internacional de Río cuando regresaba de Nueva York. En la noche del domingo, Batista fue visto en el lobby del aeropuerto internacional John F. Kennedy, donde se tomó fotos con otros viajeros y habló con un periodista de Globo TV.
“Estoy regresando para enfrentar a la justicia, como es mi deber”, dijo al reportero. “Es el momento de ayudar a aclarar las cosas”. Fiscales federales acusan a Batista de lavado de dinero y corrupción, incluido el pago de $16.5 millones en sobornos al exgobernador de Río Sérgio Cabral, encarcelado en noviembre. Batista y Cabral son objeto de la extensa investigación Lava-Jato, que reveló un sistema de sobornos que implica a las grandes constructoras de Brasil y a la petrolera estatal Petrobras. La investigación ha avanzado al punto de amenazar a legisladores en funciones, y el Supremo Tribunal Federal aprobó ayer su hasta ahora más amplia negociación de un trato. Una posible negociación de Batista podría afligir aún más a la clase política.
Cuatro días antes, la policía había intentado arrestar a Batista en Río. Horas antes del amanecer del jueves, en un allanamiento de su mansión situada en una ladera, encontraron un automóvil deportivo Lamborghini Aventador estacionado en su sala de estar y cerca de 100 mil reales ($30 mil) en efectivo dentro de una caja fuerte, pero no al sospechoso, quien había volado a Nueva York 36 horas antes.