Un “extremista de derechas” equipado con armas semiautomáticas causó un baño de sangre ayer en dos mezquitas de Christchurch, en Nueva Zelanda, matando a 49 fieles e hiriendo a decenas.
La primera ministra, Jacinda Ardern, que habló de uno de los “días más oscuros” de este país del Pacífico Sur, calificó el atentado de “terrorista” y subrayó que se trata del peor ataque contra musulmanes en un país occidental.
Ardern precisó durante una rueda de prensa que el sospechoso había reunido un arsenal y tenía un permiso de armas, y prometió reformas. “Les garantizo que nuestras leyes sobre las armas van a cambiar”. El país había restringido la legislación de acceso a armas semiautomáticas en 1992, tras una matanza de 13 personas en la ciudad de Aramoana, en la Isla Sur.
Señaló, además, que las víctimas venían de varios países musulmanes, y citó Pakistán, Turquía, Arabia Saudita, Bangladés, Indonesia y Malasia.
El atentando suscitó una cascada de condenas en todo el mundo, desde el papa Francisco hasta la reina Isabel II, pasando por el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan.
El asaltante, de 28 años de edad, difundió en directo en las redes sociales sus ataques. Se le ve pasar de víctima en víctima, disparando a los heridos cuando intentaban huir. Debe comparecer hoy ante un tribunal.
Otros dos hombres están detenidos, aunque se desconoce de qué se les acusa.
Antes de pasar a la acción, el hombre, que se presenta como un sujeto blanco de clase obrera con pocos recursos, publicó en Twitter un manifiesto racista de 74 páginas titulado El gran reemplazo, en alusión a una teoría originada en Francia que gana terreno en círculos de la ultraderecha, según la cual los “pueblos europeos” son “reemplazados” por poblaciones no europeas inmigrantes.
El documento detalla dos años de radicalización y preparativos. Afirma que los momentos claves de su radicalización fueron el fracaso de la dirigente ultraderechista Marine Le Pen en las elecciones francesas de 2017 y la muerte de Ebba Åkerlund, de 11 años, en un atentado con camión en abril de 2017 en Estocolmo.