Una posible condena a cadena perpetua pende sobre la diminuta anatomía, un poquito más de 1.60 metros de altura, de Joaquín Chapo Guzmán, el escurridizo narcotraficante mexicano acusado de enviar a Estados Unidos 155 toneladas de cocaína durante 25 años.
Ayer, vestido formalmente con un traje negro, una camisa azul claro y una corbata tricolor, Guzmán estuvo pendiente mientras se escogía a los primeros jurados que desde el próximo martes en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York tendrán su destino en sus manos.
Se prevé que el juicio durará entre tres y cuatro meses. El escogimiento de los jurados tuvo sus momentos folclóricos, tal y como es la leyenda que se ha tejido en torno al Chapo: un potencial jurado, nativo de Medellín, Colombia, al ser interrogado solicitó un autógrafo de Guzmán, acción que descartó su participación en el juicio. Igual suerte corrió una dama que en la sala de jurados se puso a leer un artículo sobre Guzmán, al tiempo que un identificable imitador de Michael Jackson también fue descartado, pues el juicio será anónimo y los jurados estarán custodiados por agentes armados. Ayer, cinco personas, algunas entre histeria y lágrimas, manifestaron su temor por posibles represalias del capo, por lo que no fueron tomadas en cuenta para integrar el jurado.
El juez Brian Cogan y abogados de ambas partes interrogaron en dos días a 74 potenciales jurados, y escogieron ya a unos 40 para el proceso contra el Chapo, de 61 años de edad. Todavía se debe elegir a los 12 titulares y 6 suplentes.
(Con información de AFP, AP y DPA)
