Una expansión del metro que costó 3 mil millones de dólares y que es considerada uno de los máximos legados de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro fue sobrevalorada por 25%, según un reporte al que tuvo acceso el diario O Globo.
El Gobierno, que pasa por problemas financieros, también acabó pagando el doble de lo acordado en su asociación con compañías privadas, de acuerdo con el documento de un auditor estatal citado por el rotativo.
Tales discrepancias ensombrecen aún más los primeros Juegos Olímpicos celebrados en Sudamérica. Los manifestantes se han lanzado a las calles en protesta porque el país ejerce de anfitrión del evento en un momento en que empleados públicos ni siquiera reciben a tiempo sus sueldos.
Su enfado corresponde al gasto de Brasil, unos 39 mil 100 millones de reales (12 mil millones de dólares), repartidos entre dinero público y privado, y destinado a la construcción de estadios e infraestructuras olímpicas mientras el país sufre su peor recesión desde 1930.
Los auditores de Río de Janeiro afirman que los contratos del metro revelan inconsistencias, como facturas con sobrecoste en materiales, así como violación de contratos con servicios estipulados que nunca formaron parte del trato inicial. Además, algunas facturas valoraron un trabajo mayor al realizado.
El organismo auditor del Gobierno estatal encontró que el Estado había acordado inicialmente con el consorcio asumir un 45% del coste del proyecto. Ahora, los auditores han constatado que el Gobierno pagó el 87%.
El tribunal de auditores del estado de Río confirmó los hallazgos, pero indicó que el reporte aún no era público porque miembros de la corte necesitan aprobar el documento, así como sus conclusiones.
En declaraciones a la agencia AP, el Gobierno dijo que no había podido examinar el documento y señaló que el organismo supervisor del presupuesto había aprobado las cifras del proyecto desde 2014. También apuntó que el costo del metro fue muy inferior a la media, comparándolo al de Nueva York, Boston y Toronto.
El consorcio declaró que no podía comentar hasta ver el reporte.
La Policía federal ha estado investigando si el constructor principal del consorcio del metro, Odebrecht, pagó sobornos a funcionarios relacionados con la expansión. Forma parte de una investigación en todo el país de la compañía estatal Petrobras que ha revelado cómo funcionarios conspiraron con las compañías constructoras más ricas usando el dinero de los contribuyentes para incrementar el monto de los proyectos a cambio de sobornos.
La línea de metro, cuyo funcionamiento estaba previsto para enero pasado, celebró su inauguración el pasado 30 de agosto, menos de una semana antes del comienzo de los Juegos, y el acto contó con la presencia de los más altos mandatarios de Brasil.