El proyecto de ampliación y rehabilitación de la carretera Panamericana, en el tramo desde el puente de las Américas hasta Arraiján, en Panamá Oeste, tiene 9% de avance.
La obra, que lleva adelante el Ministerio de Obras Públicas (MOP), ha generado debate, ya que por un lado la provincia de Panamá Oeste se enfrenta diariamente a horas de pesado tráfico, mientras que por el otro el impacto ecológico del proyecto en el área es notorio.
De hecho, el principal sustento del MOP para continuar con el ensanche de la carretera es “mejorar la conectividad”, debido a la expansión que ha tenido la ciudad hacia Panamá Oeste.
Como parte del ensanche, hasta el momento se han deforestado 87 hectáreas de bosques, de un total de 91 hectáreas, cuya tala fue aprobada en el estudio de impacto ambiental que presentó el MOP para la obra.
Esta cantidad supera la superficie del parque Omar, la cual es de más de 50 hectáreas. Precisamente, esta devastación llama la atención a quienes circulan por la zona.
Destino de árboles
Sobre el destino de la madera, el MOP informó que será inventariada para futuro uso de la entidad y también puede ser utilizada en trabajos propios de la obra.
Antes de intervenir el área, el MOP procedió a ingresar con equipo especializado, a fin de rescatar algunas especies para su posterior reubicación en lugares cercanos, como el parque Soberanía.
Según la resolución del estudio del impacto ambiental y el pliego de cargos por parte de esta institución, la empresa contratista deberá desarrollar un plan de reforestación para la reposición de los árboles, plan que ya fue aprobado por el Ministerio de Ambiente.
Frente a lo que está ocurriendo en el proyecto, que tiene una extensión de 10 kilómetros y un costo de $335.5 millones, organizaciones como la Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos (SPIA), así como ambientalistas, coinciden en que este proyecto debió ser mejor planificado.
Por ejemplo, Harley Mitchell hijo, exdirector de Legal de la desaparecida Autoridad Nacional del Ambiente, opinó que si bien la obra cuenta con todos los permisos y estudios, se desarrolla sobre un área bastante cercana a la cuenca hidrográfica del Canal de Panamá.
Mitchell consideró que para futuros desarrollos se deben tomar en cuenta aspectos como que la cuenca del Canal no solo se limita a su zona de protección, sino también a otros espacios verdes, como estos bosques que ayudan a mitigar los impactos del cambio climático, entre estos la sequía.
Mientras, Gustavo Bernal, presidente de la SPIA, opinó que la obra se pudo desarrollar de una forma más amigable con el ambiente, aunque también reconoce que ello implicaría que la obra cueste más.
Bernal subrayó que luego de que se talaron todas esas hectáreas de árboles, ahora cada vez que llueve el agua corre hacia la Panamericana acompañada con lodo, lo que a veces dificulta el tránsito por el lugar.
“Faltó mejor planificación”, concluyó.