Recorre la ciudad, reclama por el mal estado de las calles o supervisa las labores de ayuda tras un accidente. El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, a su estilo, revive el liderazgo “cara a cara” de Fidel Castro, mientras afianza el terreno para aplicar complejas reformas.
El nuevo mandatario, de 58 años, sucesor de los hermanos Fidel y Raúl Castro, asumió el 19 de abril y sus actividades han sido ampliamente difundidas por la prensa estatal, único servicio de información al que accede la mayoría de los cubanos.
Todo junto a una inmediatez informativa sin precedentes. Sesiones de consejos de ministros o parlamentarias son transmitidas en televisión, algunas en vivo, con el intercambio de ideas entre Díaz-Canel y sus ministros sobre problemas cotidianos.
“Me ha impresionado la apertura informativa. El ciudadano común ve a Díaz-Canel arriba de las cosas. Eso lo beneficia. Claro que los desafíos que tiene son gigantescos. Es temprano para saber qué pasará en lo económico”, dice el analista político Carlos Alzugaray.
Falta de pintura, huecos, reclamos por la corrupción que daña la economía, falta de insumos, el presidente repasa cada detalle y se difunde en el noticiero. Antes era solo algún reportero que narraba los hechos con imágenes de apoyo.
Es parte de un plan que tiene como fondo acercar al presidente a la población, afianzar su legitimidad y llevar adelante reformas al modelo económico de corte soviético, que le permitan abrirse más a la inversión extranjera, a capitales privados e impulsar el crecimiento.
“Todas estas cosas son buenas señales, le da capacidad política y de maniobra para la reforma económica (...) Eso no se hace solo con carisma”, considera Arturo López-Levy, profesor de la Universidad de Texas-Río Grande Valley.
En una reunión regional de la ONU en La Habana Díaz-Canel fue animado por un colectivo de teatro infantil a bailar junto con el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, y la jefa de la Cepal, Alicia Bárcena.
También se le vio al frente de las evaluaciones de los daños de la tormenta Alberto y fue uno de los primeros en llegar tras la caída de un avión en La Habana que dejó 112 muertos.
En aquella ocasión un reportero de la AFP se encontró de cara con él y lo abordó. Los agentes de seguridad trataron de frenarlo, pero el propio Díaz-Canel accedió a declarar e informó del “alto número de víctimas.”
Luego confortó personalmente a los familiares de los fallecidos.