Las elecciones presidenciales en Nicaragua se realizarán en el 2021, sentenció el viernes el dictador de esa nación, Daniel Ortega, en un acto de masas en donde se conmemoró el 40 aniversario de la Revolución Sandinista que en 1979 derrocó a otro dictador: Anastacio Somoza.
Luciendo una camisa blanca de dos bolsillos enrollada a media manga, y una gorra azul que ocultaba su escasa cabellera, Ortega descartó la continuidad del diálogo que junto a la oposición, agrupada en la Alianza Cívica, adelantaba para buscarle una solución a la crisis que vive esa nación centroamericana desde abril del año pasado.
A la fecha, las refriegas han dejado más de 300 muertos, 2 mil heridos y más de 60 mil exiliados, según organismos de derechos humanos.
“¿El diálogo con quién? Con los obreros, con los pequeños empresarios, con los artesanos, con los productores pequeños, medianos y grandes. Con todos aquellos que estén dispuestos a trabajar por la paz y por la producción económica y social en este país. Ese es el único diálogo que tiene sentido, el único diálogo que tiene cabida en las circunstancias históricas que vive Nicaragua”, vociferó el dictador.
Esta semana, la Alianza Cívica había emplazado a Ortega a reanudar las conversaciones. Pero, con esa decisión, la dictadura ahonda más la crisis al ignorar la demanda de 21 países de la Organización de Estados Americanos (OEA), que exigen el retorno al país de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y retomar la negociación política para realizar una reforma electoral que conduzcan a comicios anticipados.
Mientras que Ortega era vitoreado por sus simpatizantes, a su lado sonreía su esposa y vicepresidenta de la República, Rosario Murillo, enfundada en un vestido multicolor en donde destacaba una especie de estola de color amarillo canario y unos relucientes aretes que sobrepasaban su delgado rostro.
(Con información de Confidencial, AFP, La Prensa de Nicaragua)