Desde 1994 a la fecha, la reelección de legisladores y diputados ha ido en aumento. Cifras del Tribunal Electoral (TE) dan cuenta de esa realidad.
Para conocedores de la política local, el fenómeno guarda una estrecha relación con las millonarias partidas circuitales que han otorgado sucesivos gobiernos. La cúspide de la reelección se alcanzó en las elecciones de mayo de 2014, cuando el 54.9% de los diputados -más de la mitad de los 71- de la Asamblea Nacional retuvo su curul.
Varios de ellos han estado en el Palacio Justo Arosemena durante los últimos 25 años. Es el caso del perredista Elías Castillo; de Carlos Tito Afú, quien inició su vida política en el extinto Partido Laborista, luego se inscribió en el Partido Revolucionario Democrático (PRD), después se declaró independiente y actualmente está en las filas del partido Cambio Democrático (CD). En la lista también figuran el diputado José Luis Popi Varela, del Partido Panameñista, al igual que Héctor Aparicio, de CD. Estos cuatro diputados tienen cinco períodos seguidos en su curul.
En tanto, Mario Miller y José Muñoz, elegidos por CD, y el perredista Benicio Robinson, tienen cuatro períodos o 20 años.
Eduardo Valdés Escoffery
Magistrado del Tribunal Electoral.
El politólogo Carlos Guevara-Mann, quien analizó la reelección en la Asamblea a través de su tesis de doctorado, reafirma que la reelección de diputados aumentó significativamente en dos años electorales, 1999 y 2014, como consecuencia directa de la “enorme asignación de partidas para uso discrecional de los diputados”. “Estas partidas les han permitido a los diputados financiar su reelección a través del clientelismo. Y a la vez, las enormes asignaciones han comprometido a los diputados con la agenda del gobierno, menoscabando el ejercicio de la función representativa, legislativa y fiscalizadora de la Asamblea Nacional”, advierte.
En 2014, el entonces ministro de Economía y Finanzas, Frank de Lima, confesó que a los 71 diputados de la Asamblea Nacional se les entregaron $416 millones en partidas circuitales.
En ese sentido, Guevara- Mann añade que la reelección de diputados no está ligada al buen desempeño de funciones representativas, legislativas o de control por parte de la Asamblea, sino “a la compra de votos mediante beneficios clientelistas, financiada por partidas asignadas por el Ejecutivo para someter a los integrantes de la Cámara”.
Partidos y periodos
Una investigación de este medio publicada en junio de 2014 concluyó que entre 1993 y 1994 Guillermo Endara asignó $112 millones a los legisladores. En las elecciones de 1994 se reeligió el 15.3% de ellos.
Entre 1994 y 1999, el gobierno de Ernesto Toro Pérez Balladares dio $170 millones en partidas circuitales. Para el torneo de 1999, el 42.3% de los diputados alcanzó la reelección.
Durante el gobierno de Mireya Moscoso (1999- 2004) se eliminaron las partidas, pero según el excontralor Carlos Vallarino, Moscoso siguió asignando estos fondos con otros nombres. En los comicios de 2004 se reelegió el 34.6% de los legisladores.
Martín Torrijos (2004-2009), de acuerdo con Vallarino -que fue su contralor-, fue “muy estricto” con la asignación de estos fondos, cuyo monto no se pudo cuantificar. En los comicios de 2009, el 35.2% de los diputados volvió a la curul.
Gobiernos locales
El fenómeno de la reelección en el país también se extiende a los gobiernos locales. Desde esas tribunas son los representantes de corregimiento los que más repiten. Al igual que en el caso de los diputados, el más alto porcentaje de reelección (39.4%) se dio en las elecciones de 2014.
En la administración de Ricardo Martinelli (2009-2014) las partidas circuitales de los diputados eran manejadas desde las juntas comunales. Una auditoría de la Contraloría reveló que solo entre 2013 y 2014 diputados transfirieron $76 millones a 113 juntas comunales.
‘Agradecidos’
Aparte del dinero de las partidas circuitales, ¿qué otros factores contribuyen a que los ciudadanos reeligan a las autoridades? El magistrado del Tribunal Electoral Eduardo Valdés Escoffery dice que “hay muchas aristas”. Plantea que la atomización (segmentación) de los corregimientos del país es “una barbaridad” y “favorece al clientelismo”. “Seguimos siendo una sociedad clientelista. Entre más chica es la circunscripción más se favorece esta práctica”, añade.
Recuerda, además, que sobre todo en el interior del país, “la gente es agradecida” con los políticos que les ayudan, aunque reconoce que eso está cambiando. “Ahora los ciudadanos agarran lo que el político les da y luego emiten su voto a otro candidato, eso se vio mucho en la contienda pasada”, narró. También señaló que en el caso de la Presidencia de la República, el partido de gobierno (CD) no logró reelegirse, porque el panameño “siempre da voto castigo”.
