Estados Unidos (EU) e Israel abandonaron oficialmente la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), culminando un proceso que comenzó hace más de un año en medio de señalamientos de que la organización tiene un sesgo antiisraelí.
La salida es meramente procesal, pero supone un nuevo revés para la Unesco, fundada conjuntamente con Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial para fomentar la paz.
El gobierno del presidente Donald Trump presentó su aviso de retirada en octubre de 2017 y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, siguió su ejemplo.
Los críticos califican el organismo con sede en París de crisol para la tendencia antiisraelí y la critican por condenar la ocupación israelí de Jerusalén oriental, por nombrar antiguos sitios judíos como lugares de patrimonio palestino y por conceder la plena membresía a los palestinos en 2011.