Las diócesis católicas en Estados Unidos (EU) hicieron a un lado la tela que cubre el confesionario, dejaron que se colara un poco de luz, y revelaron el santo y seña de más de mil sacerdotes acusados de pedofilia.
Los nombres de estos depredadores, agazapados tras la cruz, han sido publicados en los últimos cuatro meses por 50 diócesis y órdenes religiosas, empujadas quizás por una enorme investigación realizada en Pensilvania. Otras 55 estructuras religiosas se proponen seguir los pasos, sumando, al menos, 187 diócesis estadounidenses.
La investigación en Pensilvania, encabezada por el fiscal general Joel Shapiro, identificó a casi 300 “sacerdotes predadores” en casos que datan de hasta siete décadas y acusó a los líderes de encubrir los abusos, en algunos casos, regresando a sacerdotes a sus labores tras breves temporadas en centros de tratamiento o simplemente mudándolos a otros sitios.
Una revisión de The Associated Press (AP) a la investigación determinó que cerca de 20 investigaciones locales, estatales o federales, penales o civiles, han sido lanzadas desde la publicación de las conclusiones del jurado investigador en Pensilvania. Las investigaciones podrían dar a conocer más nombres y acusaciones, además de generar multas contra las diócesis y tomar medidas de seguridad ordenadas por las cortes.
“La gente vio lo sucedido en esas parroquias en Pensilvania y dijo: ‘Eso pasó también en mi parroquia’. Pudieron ver la relación y exigen la misma responsabilidad”, dijo Tim Lennon, de la junta de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes.
Papa Francisco
Líder de la grey católica.
Apartados
En algunos casos, las acusaciones recién reveladas datan de hace seis o siete décadas, la más antigua de todas es de 1910 en Luisiana.
La mayoría de los curas involucrados fueron apartados desde hace tiempo del sacerdocio y, según el análisis de la AP, más de 60% han muerto. En la mayoría de los casos, el plazo legal para cargos penales o demandas ha expirado. Sin embargo, activistas dicen que exponer a los abusadores casi dos décadas después del estallido del primer escándalo en Boston en 2002 es un paso alentador.
Las víctimas, dicen, reciben un sentido de vindicación tras décadas de silencio oficial o negativas, amén de que podrían aumentar las presiones contra las diócesis para establecer fondos de compensación a las víctimas, como lo hizo la iglesia en Pensilvania, y pudiera resultar en la expulsión de abusadores de posiciones fuera de la iglesia que dan acceso a niños.
‘Mea culpa’
“En los últimos tiempos, la Iglesia en Estados Unidos se ha visto sacudida por múltiples escándalos que tocan en lo más íntimo su credibilidad. Tiempos tormentosos en la vida de tantas víctimas que sufrieron en su carne el abuso de poder, de conciencia y sexual por parte de ministros ordenados, consagrados, consagradas y fieles laicos; tiempos tormentosos y de cruz para esas familias y el pueblo de Dios todo”, admitió ayer el papa Francisco en una carta enviada a los obispos de esa nación norteña. Ante esta grave situación, el pontífice convocó, del 21 al 24 de febrero, a los jefes de las 113 conferencias episcopales a una cumbre extraordinaria para tratar los abusos sexuales por parte del clero.
(Con información de AP y AFP).