Desde 1992 la Fundación Obsequio de Vida J. Thomas Ford se propuso una gran misión que sigue cumpliendo hasta ahora: ayudar a los niños con problemas congénitos del corazón.
Su actual presidente, Juan Carlos Canavaggio, recuerda que todo comenzó como una iniciativa del Club Rotario de Panamá, y ahora además de gestionar las intervenciones quirúrgicas que requieren los infantes, les ofrecen becas.
Para este 2019, su objetivo es promover la creación en el país de un centro cardioinfantil, como en Colombia o El Salvador.
¿Porqué la fundación se llama Obsequio de Vida?
La fundación se encarga de la recaudación de fondos, atención de las familias y acuerdos con los hospitales para que niños con problemas congénitos del corazón puedan ser intervenidos. Son infantes que si no se operan en un periodo de tiempo determinado pueden tener una vida muy corta.
¿A cuántos niños han beneficiado desde la creación de la fundación?
Nosotros atendemos unos 30 casos por año, tanto aquí en Panamá como fuera del país.
Juan Carlos Canavaggio
Presidente de la Fundación Obsequio de Vida.
¿Cómo eligen los casos?
Los pacientes normalmente vienen referidos por el Hospital del Niño. Los cardiólogos nos mandan una lista de niños que se necesita operar y luego evaluamos a dónde deben ser referidos. Incluso, los enviamos al Centro Cardioinfantil de Bogotá, en Colombia, o al Centro Cardioinfantil de Barcelona, en España.
¿Por qué esos hospitales?
El Cardioinfantil de Bogotá tiene muy buena reputación y es utilizado por el Ministerio de Salud y la Caja de Seguro Social para operar niños. Es un vuelo relativamente corto, de una hora, a Colombia y se dedican específicamente al tema de la cardiología en niños. Mientras que en Barcelona llegamos a un acuerdo con un hospital, para que cualquier tipo de intervención tenga un precio fijo. Es decir, a veces el precio de la operación depende del caso, pero allí se estableció un costo estándar y eso nos da la oportunidad de intervenir a más niños sin importar el caso.
¿Cómo hacen para obtener sus recursos?
Realizamos campañas como “Unidos de Corazón”, en la que participó el periodista Luis Casís. De hecho, es la primera vez que la fundación tiene una exposición al público, ya que antes lo hacíamos más en silencio. Fue un gran trabajo en equipo y en beneficio de 13 niños.
¿Cuál es el próximo objetivo de la fundación?
Nosotros debemos crear un centro cardioinfantil, y ese es nuestro sueño, para intervenir infantes aquí en Panamá. Obviamente, no lo podemos hacer solos, ya que requerimos apoyo del Gobierno, la empresa privada y la sociedad en general. Ahora mismo no hay centros para operar a niños con problemas cardíacos. En El Salvador, República Dominicana y Colombia existen ese tipo de instalaciones.
¿Cuál sería el costo de un proyecto de este tipo?
Estamos armando un plan más al detalle sobre qué involucra este proyecto. Está el reto de la infraestructura, el recurso humano y el financiero. Estoy seguro de que se puede hacer y para eso solo se necesita voluntad.
¿Qué piensa del estado actual del Hospital del Niño?
Definitivamente requerimos un nuevo hospital infantil, ya que el actual cumplió con su tiempo de vida útil. Usted va un día al Hospital del Niño y ve la Sala de Espera desbordada.
¿Qué representa la figura de J. Tomas Ford?
Tomas Ford creó la fundación y fue un gran profesor. El daba todo de sí, antes de pensar en sí mismo. Daba lo que tenía por ver a los demás bien. En 2017 se nos fue por sorpresa [falleció] pero dejó viva la energía y el deseo de ayudar a los niños. El mensaje es que dentro de los corazones hay esperanza.