El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, no vino, pero su ministro de Relaciones Exteriores denunció el lunes en la ONU un “terrorismo disfrazado de protesta pacífica” que se ha cobrado la vida de ciudadanos y policías en su país.
Nicaragua describió así la convulsión de los últimos meses ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, un organismo que ha denunciado violaciones a los derechos humanos cometidas en la nación centroamericana durante protestas antigubernamentales.
La oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU no respondió al discurso del canciller Denis Moncada, pero sus portavoces refirieron a The Associated Press a un informe de agosto en el que se denunció el uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía y asesinatos extrajudiciales, entre otros delitos.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, más de 320 personas han muerto en Nicaragua desde abril, cuando jubilados y estudiantes salieron a las calles para protestar contra los recortes en la seguridad social decretados por Ortega.
Moncada dijo que su país venció a un “intento de golpe de Estado” y que este ha sido fruto del intervencionismo. También señaló que Nicaragua ha ganado nuevamente la paz y “el retorno progresivo de la normalidad cotidiana”.
“Aseguramos y reiteramos que en Nicaragua somos amantes de la paz, fortalecemos la seguridad, promovemos y defendemos los derechos humanos de forma integral”, señaló.
A pesar de que Ortega dijo que este año quizás acudiría a la Asamblea General, el presidente no se hizo presente. Los otros dos grandes referentes de la izquierda en la región, el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, y el cubano Miguel Díaz-Canel, sí lo hicieron. “Rechazamos los intentos de desestabilizar al Gobierno de Nicaragua”, dijo Díaz-Canel en su discurso ante la Asamblea la semana pasada.

