El Hospital Santo Tomás (HST) es el pionero en aplicar la “terapia rápida” en la atención de pacientes diagnosticados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
Desde febrero de 2018, en la Clínica de Tratamiento Antirretroviral todo paciente que es diagnosticado con VIH comienza a recibir la terapia de inmediato. Anteriormente, antes de comenzar el tratamiento el paciente debía efectuarse unas pruebas para conocer cómo estaban sus defensas y, dependiendo del resultado se le empezaba a dar.
Lo anterior, según la infectóloga del HST Ana Belén Araúz, permitirá bajar más rápido la carga viral –o cantidad de virus en sangre–, lo que significa que la persona tendrá menos probabilidad de contagiar a otras.
Este método de atención llegó a Panamá a través del Centro de Control de Enfermedades de Atlanta, Estados Unidos (EU) y la Universidad del Valle de Guatemala, que pusieron en marcha el programa, luego de estudios efectuados en EU y países de África en los cuales se determinó la importancia de la intervención rápida para abordar la epidemia de sida.
Al comienzo, a los pacientes se les da un seguimiento continuo, y posteriormente asisten a controles cada seis meses.
Araúz informó que el año pasado 215 pacientes fueron atendidos bajo este protocolo, y en lo que va de 2019 se han sumado otros 431. Todos, dijo, pacientes vírgenes en la terapia antirretroviral.
La clínica tiene unos 4 mil 700 pacientes activos, es decir, los que llegan a retirar sus medicamentos. Asisten dos tipos de pacientes nuevos: los que van por primera vez a recibir tratamiento y aquellos que provienen de otros lugares donde lo recibían. En este último grupo puede haber personas que se quedaron sin empleo, extranjeros o los que están retomando la terapia.
La doctora informó que uno de los beneficios de empezar a operar de esta manera es que recibieron fondos internacionales que permitieron mejorar la infraestructura (laboratorio, cantidad de cubículos para atender), y aumentar el personal para atender de forma integral al paciente.
Desde su creación, por esta clínica han pasado unos 8 mil pacientes. Entre los problemas que afrontan están que entre el 30 y 40% de los que acude están en etapa sida, es decir, se hacen los exámenes muy tarde; algunos dejaron de asistir porque se mudaron y otros abandonaron el tratamiento.
Para el director ejecutivo de la fundación Pro Bienestar y Dignidad de las Personas Afectadas por el VIH-sida, Orlando Quintero, el trabajo que realiza actualmente la clínica es un ejemplo a seguir, ya que el mismo día que la persona acude a recibir atención le practican los exámenes y, además, les dan los antirretrovirales. Destacó que esta clínica también atiende a los pacientes que se hicieron la prueba de VIH en Probidsida y no tienen seguro social.
Quintero informó que entre 1984 y 2018 unas 13 mil 297 personas portaban el virus, en tanto que 17 mil 150 llegaron a la etapa SIDA, y 11 766 murieron.