Los días transcurren sin contratiempos para 135 niños y adolescentes del Hogar San José de Malambo, ubicado en el distrito de Arraiján, provincia de Panamá Oeste, quienes, ajenos a los aprietos económicos por los que pasa el orfanato, gozan de los beneficios de estar en un lugar donde los protegen y los quieren.
Los adolescentes juegan al aire libre, mientras que los niños más pequeños son vigilados por sus cuidadoras y estudiantes universitarias que hacen su práctica profesional en el lugar.
Satisfacer las necesidades básicas de estos niños cuesta al Hogar Malambo 1.5 millones de dólares por año, fondos que se obtienen de aportes del Estado, de autogestión y de donaciones.
No obstante, cuando estas donaciones de particulares o empresas no llegan, como ocurre en la actualidad, aparecen inconvenientes que trastocan la tranquilidad y paz dentro de este orfanato.
La directora del Hogar San José de Malambo, Sor Lourdes Reiss, explicó que el funcionamiento del hogar se afecta cuando bajan las donaciones, porque estos aportes económicos en efectivo de particulares se utilizan para pagar la mayoría de los salarios de los trabajadores, las cuotas de la Caja de Seguro Social, medicinas y los trabajos de mantenimiento que se requieren cada cierto tiempo.
Manifestó que lo ideal es tener 60 mil dólares mensuales en donaciones en efectivo, algo que no han podido conseguir este año. De hecho, ha habido meses en los que solo han recibido 4 mil dólares, lo que Reiss atribuye a la crisis económica que atraviesa el país.
Sor Lourdes Reiss, directora del Hogar Malambo.
Subsidio estatal
Los niños que llegan al orfanato San José de Malambo –con 129 años de presencia en Panamá– han sido referidos por diferentes instituciones de protección del Estado.
En el lugar se encuentran menores portadores del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), huérfanos, personas con discapacidad, sobrevivientes de leucemia, niños víctimas de abuso sexual o que vivían en extrema pobreza.
Reiss señaló que “el subsidio que brinda el Gobierno es muy poco, a pesar de que el 100% de los niños atendidos aquí son del Estado”.
El Ministerio de Desarrollo Social (Mides) le aporta 300 mil dólares anuales, el Municipio de Panamá, 2 mil dólares anuales, y este año recibieron de la Lotería Nacional de Beneficiencia 15 mil dólares. Sin embargo, como se ha dicho, se requiere para la operación 1.5 millones de dólares.
La directora de Planificación del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), Daysi Vega, confirmó que cada año le entregan un subsidio al orfanato, cuyo monto no especificó. Este va dirigido a niños afectados con el VIH, víctimas de riesgo social o de algún tipo de abuso sexual.
Vega aclaró que anualmente reciben del Hogar San José de Malambo un informe de cómo se gastaron los fondos desembolsados.
La autogestión
Lejos del lugar donde juegan los niños, el encargado de la granja del orfanato, Miguel Córdoba, supervisa a un grupo de jóvenes de media académica que desempeña labor social. Lidiar con los puercos y limpiar el área de engorde son algunas de las tareas que les corresponden a los chicos.
Además de cerdos, la granja tiene gallinas, árboles frutales y plátanos, entre otros cultivos que se usan para el consumo diario en el orfanato.
La producción de la granja es parte de la autogestión, pero no la única. Para recoger fondos se organiza el musical Todos por Malambo, que se celebrará el próximo 24 de septiembre en el teatro Balboa, corregimiento Ancón, distrito de Panamá.
Sobre la situación de Malambo, el director de la Red Nacional de Apoyo a la Niñez y la Adolescencia, José Ovalle, explicó que la situación que atraviesa este orfanato se está replicando en otras organizaciones de protección a la niñez.
Ovalle también atribuye el problema a la mala situación económica del país, así como al reenfoque que han hecho muchas empresas de sus programas de responsabilidad social empresarial, que ahora abarcan temas que van más allá de la niñez.