Eran las 9:00 a.m. y en el Instituto Oncológico Nacional (ION), en el corregimiento de Ancón, había más gente que de costumbre. La sala de consulta externa estaba repleta de pacientes, enfermeras, devotos y seguidores de la Virgen de Fátima que esperaban la llegada de su imagen, la original, la que acompañó a los peregrinos durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) recién terminada.
Afuera, en la calle, los conductores daban vueltas por los alrededores del hospital, en busca de un lugar para estacionarse.
Maya, de 71 años de edad, es una paciente del Oncológico desde hace mucho. “Llevo cuatro veces peleando con el cáncer. El primero apareció cuando tenía 33 años; el último fue hace poco, en la pierna. A raíz de esta enfermedad mi familia comenzó a buscar a Dios. Yo soy un ejemplo de sanación, por eso le digo a la gente que crean en el milagro de Dios y crean en la intercesión de la Virgen”, relató.
A su alrededor, decenas de personas jóvenes, adultos y adultos mayores relataban sus anécdotas, lloraban juntos y se abrazaban, como señal de que todo estará bien.
“¡Ahí viene la Virgen!”, anunciaban por el micrófono. “Recuerden que es una reliquia y por su condición no se puede tocar”, señalaban los organizadores de la actividad.
A su entrada al Oncológico, los feligreses acompañaron a la Virgen de Fátima entonando canciones de sanación. Las cámaras se activaron, algunos aprovecharon para tomar fotos y grabar videos, mientras que otros optaron por vivir el momento y guardar ese instante en su memoria.
Por su situación, muchos de los pacientes no pudieron asistir a la JMJ -que tuvo lugar del 22 al 27 de enero y en la que participó el papa Francisco-, pero sí pudieron escuchar sus mensajes a través de la pantalla del televisor.
“No son los santos, los curas, los obispos, ni las imágenes los que nos salvan o nos acercan a Dios, es la palabra [de Dios]”, dijo el sacerdote mientras ofrecía la misa.
Tras finalizar la ceremonia religiosa, hubo un anuncio inesperado para los pacientes: la Virgen de Fátima visitaría a los enfermos que están en cama. Mientras eso sucedía, el público presente en la sala de consulta externa esperaría su retorno rezando un rosario.
En todo el Oncológico hay cerca de 173 camas. Las habitaciones van del piso cuatro hasta el sexto; en el tercero funciona la cafetería y en el segundo están los departamentos de rayos X y cuidados intensivos.
Nitza Vásquez es madre de uno de los pacientes ubicados en el sexto piso. Su hijo tiene 34 años, recayó luego de 10 años de haber superado la enfermedad. Asegura que la visita de la Virgen la llena de fe y esperanza.
La visita de la Virgen de Fátima es una bendición para muchos de los pacientes que están en tratamiento, señala Odalidia Herrera, una funcionaria del ION.
“Cuando nosotros tenemos pacientes en ambulatorio o en hospitalización, se sufre mucho y aunque parezca mentira, se deja la fe de lado. Ante el dolor se crea un duelo y el paciente se aleja, por lo que esto representa una bendición”, manifestó.
Kenia está hospitalizada y no esperaba una visita como la que recibió ayer. “Estuve viendo las noticias de que la Virgen de Fátima iba a pasar, pero no sabía que íbamos a ser afortunados de tener su presencia en cada cuarto. Esto es muy espiritual. Es muy emocionante y nos da la fuerza que necesitamos en este momento, porque hemos visto a la Virgen de Fátima en vivo, a todo color y a solas”, dijo.
La imagen, esculpida por José Ferreira en 1920, fue transportada desde Lisboa y partirá mañana, en horas de la tarde, de regreso a esa ciudad portuguesa, desde el Aeropuerto Internacional de Tocumen.