Lescure: ‘Es preferible pagar el precio y seguir adelante’



Fueron varios encuentros en España en los que el abogado panameño Janio Lescure describió detalladamente la corrupción que reina en el Órgano Judicial y otras entidades gubernamentales.

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Lo hizo convencido de que se lo contaba a potenciales clientes rusos que eran –en realidad– investigadores encubiertos de la agencia privada Black Cube, contratada por un empresario panameño que se siente víctima del sistema judicial local.

Lescure –sin notar que era blanco de una operación de espionaje– trataba de impresionarlos describiendo la influencia que ejercía a todo nivel gubernamental.

Ya les había contado que él sabía todo sobre el negocio de prostitución y cómo mantener alejadas las narices de las autoridades, gracias al pago de sobornos.

También les habló de su “amigo” en la Corte Suprema de Justicia el magistrado Oydén Ortega, cuyo período en dicho cargo terminó a principios de este año. Pero no todo estaba dicho.

Ortega, tercera vez

El exmagistrado ya había sido mencionado en casos anteriores por sobornos. Uno de ellos, denunciado por el empresario César Alvarado Taylor, y otro más, contado por el propio Lescure, que se definió a favor de un cliente suyo, en un amparo de garantías constitucionales, por el que dijo haber pagado $500 mil.

Lescure abordó otro caso, cuando sus interlocutores le preguntaron si alguna vez el entonces magistrado Ortega había obtenido más de medio millón de dólares en sobornos.

“Por supuesto, y más”, se apresuró a responder. Lescure contó que “hubo un caso muy sonado en Panamá [...] de una sucesión de un americano [... cuyo monto] creo que era cerca de 60.80 millones de dólares [...]. Había una parte de la familia contra otra, que se disputaban el tema [...] y ahí hubieron [sic] arreglos por porcentajes [...] en la solución [del conflicto familiar]. (En este caso, Lescure no dio nombres).

Explicó que había sabido, por “alguien que estuvo en el tema, que él [Ortega] se había ganado $5 millones”.

“¿Le pagaron eso para conseguir ese veredicto?, le preguntaron los supuestos empresarios rusos. “Por supuesto –respondió el letrado– y no solamente para que tuviera fallo, sino que ejerciera [...] un liderazgo ante los otros magistrados”.

Ortega, cuarta vez

En los casos que narró Lescure es notorio un patrón: los fallos controversiales o los que –según el abogado– han sido producto del pago de sobornos, pertenecen al ámbito privado. Es decir, no son fallos de interés público y en consecuencia, no se ventilan en medios de comunicación.

Siguiendo ese patrón, Lescure abordó ante sus interlocutores otro caso más. Y este, en particular, no lo conoce por referencias de un tercero. Lo conoce porque él, personalmente, representa a una de las partes.

Se trata de otro proceso de bienes heredados que reclama una viuda –Emilia Estévez– y sus hijos. El esposo de Estévez era un empresario de origen español que sufrió un accidente en su mueblería en 1985, en el que pereció.

Lescure no los representa a ellos, sino a la contraparte. Él es el abogado de Luis Vásquez –hermano del empresario que murió– así como a su hijo, Gustavo.

El espiado contó a los encubiertos que hubo una disputa por la herencia entre las dos familias: “… y la viuda trató de secuestrar bienes, incluyendo la [empresa] financiera [...] y allí es donde entramos nosotros... después de varios años, en la disputa legal que tenía la familia [...Entré] yo como abogado [... y] comencé a ayudar a Luis Vásquez...” y a su hijo, Gustavo.

La disputa familiar se instauró en 2005 y ya lleva catorce años en los tribunales. La denunciante –reconoció el propio Lescure– “pudiera tener algunos derechos [...], pero también indicó que ella “perdió todos, todos los pleitos...”.

Y una vez más, Lescure no blofeaba. La familia Vásquez-Estévez ha instaurado múltiples procesos a fin de recuperar sus bienes. Varios de estos han llegado hasta la Corte Suprema de Justicia, donde el ponente de los fallos ha sido Oydén Ortega.

Sin ser todos, el entonces magistrado falló contra la demandante –es decir, contra la viuda– por ejemplo, en junio de 2010, en diciembre de 2011, en agosto de 2012, en octubre de 2014 y en diciembre de 2017.

Y hay otro asunto en el que Lescure tenía razón. Y es que la viuda trató de secuestrar bienes –entre ellos, Financiera Única, S.A., uno de los negocios en disputa– en poder de los clientes de Lescure. La viuda Vásquez Estévez aportó pruebas en el proceso que la acreditan como propietaria del 49.9% de las acciones de la financiera.

También aportó documentos notariados en los que el contador de la empresa describe quiénes estaban en posesión de las acciones. Según el documento, Luis Vásquez –el cliente de Lescure– es propietario del 50% de las mil 500 acciones de la financiera, mientras que los otros accionistas son José Vásquez Paradela y su esposa, Emilia. La pareja era propietaria del 50% del capital y acciones de la empresa. Y esta empresa es parte de los bienes en disputa.

Pero el capital de Financiera Única fue desapareciendo entre 2006 y 2009. Fueron más de $3 millones vaciados de las cuentas del negocio, probaron los denunciantes.

Mientras tanto, las cuentas bancarias mancomunadas de Luis Vásquez y de su hijo Gustavo –los clientes de Lescure que administran este negocio– engrosaban.

Así se evidencia en el expediente: certificados de depósito en el Banco General Overseas (Gran Caimán), a nombre de los querellados, que sumaban millones de dólares, aparentemente extraídos de las cuentas bancarias del negocio familiar: Financiera Única, S.A .

Cuando los agentes le preguntaron a Lescure si su cliente Gustavo Vásquez es del tipo de persona que va y pide que las cosas se resuelvan o es de los que pagan para resolver las cosas, Lescure respondió que su cliente “hace las dos cosas [...] pero yo [...], si tuviese que recomendar algo [...], no solamente con Gustavo Vásquez, sino con las otras personas [... diría que], es preferible en casos como estos [...] pagar el precio [...] y seguir adelante [...], porque con ese tipo de personalidades [...], las cuestiones pueden caminar muy bien [solo] por un tiempo…”.

Entonces, ¿[Gustavo Vásquez] te envía para hablar con los jueces? “Claro –respondió Lescure– porque él es una persona que... no va a pedir, él va a exigir [...] y, obviamente, a la gente no le gusta esa fórmula...”, explicó.

La solución Lescure

En cambio, el abogado panameño tiene su propia fórmula: una diplomática y efectiva. Lescure describió lo que él haría si tuviera que tratar con un juez. Indicó que les diría algo como: “Ey, tu tienes razón, pero necesito que me ayudes, por favor…”. Entonces –dijo Lescure– la reacción del juez sería algo como: ‘Janio, no hay problema…’”.

Pero esa no es la forma en que lo haría su cliente. Actuaría de forma contraria: “Tu me tienes que ayudar…”. Es decir, no pide, exige. Eso provoca que “inmediatamente la gente [me] llama y el problema se agrava, en vez de solucionarse”, describió el abogado.

“En mi caso –continuó narrando–, yo he tenido que ir muchas veces a hacer la parte política [...] Pero él [su cliente...] no está preparado para ir [...] a conversar con un juez...”.

¿Y alguna vez usaste dinero personal para resolver los problemas de Gustavo?, preguntaron los agentes.

Lescure indicó que sí: “Bueno, en algunas ocasiones. Lógicamente, yo he tenido que hacer pagos por él [...], pero después, él me los ha repuesto”.

Lescure está contento con su cliente porque en eso de devolverle su dinero “… Siempre ha sido una persona muy clara”.

El abogado panameño respondía pregunta tras pregunta sin aparentemente sospechar de nada. Los israelíes, a su vez, continuaban el interrogario a su blanco.

“Cuando él te mandaba a hablar con los jueces, ¿tuviste éxito [...] o los jueces se ofendían porque no era él quien iba a hablarles?”.

“No, no... fue, fue exitoso –aseguró el abogado– [...] porque yo le hablé en las palabras que ellos quieren escuchar...”.

En una reunión que se llevó a cabo luego de esta conversación, los detectives abordaron nuevamente a Lescure sobre el soborno que, según Lescure, fue pagado al exmagistrado Ortega en el caso del rector de la Columbus University, Joaquín Villar-García.

Previamente, los agentes encubiertos preguntaron a Lescure si ese había sido el único caso en el que había pagado un soborno “¿o lo hizo más de una vez?”.

Lescure les recordó que ya les había hablado de ese caso. Y la respuesta era que sí: “Lo hemos hecho un par de ocasiones. Tengo otros clientes españoles [Luis y Gustavo Vásquez], que creo que yo les hablé [de ellos] a ustedes la vez pasada. Donde él [Ortega] nos ha ayudado siempre en los casos que han llegado hasta allá arriba. Y ha sido de mucha ayuda. Sobre todo, porque realmente hace justicia. Lo único que nosotros...”. “Le dan el incentivo para hacer justicia”, completaron la frase los interlocutores de Lescure.

“Exactamente –concluyó Lescure–, así mismo, igual que en el caso del doctor Villar”.

Ortega se defiende

El exmagistrado, entrevistado por, dijo que no sabía si ese caso se había resuelto. Creía que estaba pendiente de decisión.

“Mira de qué estamos hablando: de casos que la gente quiere presionar en su momento... y esos casos todavía deben estar pendientes de decisión. Pero cuando yo te digo que sí tenía en manos eso, yo estaba actuando conforme a la ley”, afirmó.

“A mí me presionaron para eso”, dijo Ortega, refiriéndose a la disputa familiar, sin dar detalles. Pero este muchacho [Lescure], más arrojado, inventa todas estas cosas…”.

“Entiendo que lo que querían era presionar para una decisión muy clara que yo, incluso, consulté con abogados de renombre, especialistas en la materia, a pesar de mis conocimientos –explicó Ortega– … [Y ellos] me dicen no, pues claro que no, esta parte no tiene la razón”.

“Es un infundio –insistió Ortega– … creo que en su momento se debió a una forma de presión para obtener una decisión, pero no hay más fundamento en ello que, de verdad, la mentira”.

Lea en la próxima edición: Janio Lescure: 'Es muy delicado esto, por favor, que quede entre nosotros'

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