La decisión constitucional del presidente de Chile, Sebastián Piñera, de sacar a la calle a los militares e imponer toque de queda revivió, para muchos, la pesadilla de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), un paralelo entre realidades distintas evocado a menudo en las redes sociales.
La imagen de tanques militares circulando por las principales calles de Santiago y soldados resguardando varios puntos de la ciudad han hecho que muchos retrotraigan lo sucedido durante ese régimen de 17 años, que dejó más de 3 mil 200 muertos y desaparecidos.
Piñera actuó amparado en la Constitución, cuando el fin de semana decretó un estado de emergencia y toque de queda, por primera vez en los 29 años de democracia.
Las generaciones más jóvenes, criadas en democracia y sin memoria de los años de plomo, desafían con arrojo en las calles a las fuerzas del orden.
En las redes sociales abundan referencias a supuestas similitudes con aquellos años. Se mencionan “desaparecidos”, centros de detenciones y se distribuyen vídeos sobre abusos de los militares.
Las protestas y actos vandálicos de los últimos días dejaron ya 18 muertos, 5 de los cuales, a manos de militares y policías, según reportes coincidentes de la Fiscalía, el gobierno y el autónomo Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), que hasta el final de la tarde de ayer confirmó, asimismo, 173 “heridos por armas de fuego” y 2 mil 138 personas detenidas.