La Nunciatura Apostólica en Panamá–sede de la Embajada del Vaticano– cuenta con un nuevo edificio. ¿Cuál fue el costo de esta obra, sufragada con dinero del Estado panameño?
La respuesta fue negada en cada ocasión que La Prensa trató de abordar el tema con el nuncio Andrés Carrascosa, quien gestionó personalmente la construcción de la obra. Fue hasta el pasado sábado 8 de julio que se recibió un correo con las respuestas de algunas de las preguntas formuladas por este diario. (ver relacionada).
“Como usted bien sabe –respondió la Secretaría de la Nunciatura– esta es una sede diplomática. Por lo tanto, los planos y otras informaciones acerca de la construcción no son de dominio público”.
La Nunciatura, sin embargo, pasa por alto que dicha sede fue construida con fondos públicos de la República de Panamá, razón por la cual este diario ha tratado por varios años de obtener respuestas.
A pesar de la negativa, La Prensa tuvo acceso a documentación que permite tener idea del destino dado a dichos fondos.
Los planos y demás documentos adjuntos al estudio de impacto ambiental (EIA) –información que es pública tras su aprobación por el Ministerio de Ambiente– revelan el costo de construcción de la obra: entre mil y mil 200 dólares el metro cuadrado. Eso haría suponer que habría costado entre 6.6 millones de dólares y 8 millones de dólares, considerando que el área de construcción es de 6 mil 686 metros cuadrados, según el EIA.
A ello hay que agregarle el valor del lote, un globo de terreno de casi una hectárea ubicado cerca de la Embajada de Estados Unidos, otorgado a un costo simbólico de 1 dólar por 99 años a favor de la Nunciatura. Su valor es de unos 300 dólares el metro cuadrado, es decir, unos 2.7 millones de dólares aproximadamente.
‘ACABADOS DE LUJO’
El EIA, junto con los planos, describe cada pieza del nuevo edificio, las cuales –según dicho estudio– tendrían “acabados de lujo”.
La nueva sede reemplaza el histórico edificio en Punta Paitilla, construido en un terreno que pertenece a Panamá y que fue alquilado simbólicamente al Estado del Vaticano por 99 años, en la década de 1960. Al momento de firmarse el acuerdo entre el Gobierno y la Nunciatura, en 2013, faltaban aún aproximadamente 50 años para que venciera el plazo original.
Pese a que la finca arrendada a la Nunciatura era del Estado, el gobierno del presidente Ricardo Martinelli acordó cambiarle el terreno de Punta Paitilla por el nuevo de Clayton, un terreno de poco más de 9 mil metros cuadrados, o sea, por el doble del terreno original. Pero, en un gesto sin precedentes, decidió entregarle 8.9 millones de dólares a la Santa Sede para que se construyera una nueva sede, en lo que llamó una “indemnización”.
CUATRO COMEDORES
Según la descripción del proyecto, la nueva sede diplomática es de “arquitectura modernista”, consta de dos niveles, garita en la entrada y portón de seguridad. La fachada principal sería repellada con detalles decorativos, y su frente y costados tendrán “diversos volúmenes y acabados de lujo”.
El edificio también cuenta con una zona aparte de cuatro habitaciones y baños para los empleados, depósitos, cuartos de electricidad, frío y de bombas, además de tres parques de estacionamientos.
Según las Sagradas Escrituras, Jesús compartió su última cena con los apóstoles en la misma mesa. El nuncio, en cambio, ordenó construir cuatro comedores en la primera planta del edificio, incluido uno privado para su uso personal. Los otros tres son de carácter colectivo: el principal, el de las monjas y el de empleados.
La embajada consta de un salón diplomático para 200 personas, atrio, cocina, habitación de despensa, alacena, cristalería, lavandería, terraza y tendedero; tres recámaras y sus respectivos sanitarios para las monjas, así como tres salas: la de estar, la de oración y una de costura.
En la planta alta se localizan las oficinas del nuncio, la del secretario general de la Nunciatura y dos para monjas; un salón de reuniones, una biblioteca, salón de recepción, área para el coro y capilla.
También en esta planta hay cinco recámaras: la del nuncio, la del secretario general y tres de visitas, describe el EIA.
PAGO MILLONARIO
El Gobierno panameño dispuso pagarle 8.9 millones de dólares a la Nunciatura en dos cheques, el último en 2013. A ello hay que sumarle el valor del lote, para un total de 11.6 millones de dólares.
La Prensa consultó a diplomáticos panameños que recordaron que Panamá no posee una sola sede diplomática propia en el mundo valorada en suma semejante.
Es más, Panamá apenas posee cinco sedes propias en el exterior y ninguna valorada en esa suma, razón por la que se sorprendieron cuando el gobierno de Martinelli decidió pagarle a un Estado extranjero su sede diplomática sin mediar reciprocidad (en cuyo caso la Santa Sede otorgaría a la misión panameña una edificación equivalente).
NEGOCIACIÓN
Exfuncionarios panameños, que prefieren el anonimato, alegan que la idea de mudar la sede actual se debe a una petición del nuncio Carrascosa, que buscaba un sitio más tranquilo. Pero de la Nunciatura alegan que mover la embajada a Clayton fue una “coincidencia” entre las partes.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá tuvo su propia versión: “la Santa Sede consideró que sería oportuno para el Estado panameño poder optar por la venta de ese terreno y generar recursos para el país y la Nunciatura pudiera trasladarse a un área menos comercial”, contó Farah Urrutia, actual directora de Asuntos Jurídicos y Tratados según la información recabada en Cancillería.
En entrevista concedida a Panorama Católico antes de que iniciara la construcción de la nueva sede diplomática, Carrascosa dijo que “la actual ubicación [de la Nunciatura en Punta Paitilla] no es adecuada... el valor del que se habla es el costo de la construcción y reubicación. Si sobrase un céntimo, se devolvería al Estado” panameño, prometió el nuncio.
Y hasta este momento no hay vuelto. “No tenemos información de que se hubiese gastado menos del monto aportado”, respondió el Ministerio de Economía y Finanzas. Ello significa que el nuncio se gastó hasta el último centavo de los casi 9 millones de dólares que aportó el Estado panameño en la construcción de su nueva sede diplomática.
ANTECEDENTES
La Embajada del Vaticano no es la única que se mudó. Ya lo hicieron las de Estados Unidos y el Reino Unido. Ambas comenzaron su negociación en el gobierno de Martín Torrijos y concluyeron en el de Ricardo Martinelli.
Los estadounidenses se mudaron por temas de seguridad. La vieja sede ocupó un terreno de 4 mil 851 metros cuadrados (ahora cedido al Hospital del Niño) y obtuvo, a cambio, uno 10 veces mayor en Clayton. Sin embargo, Estados Unidos sufragó los gastos completos de su nueva sede.
A los británicos no se les dio un terreno. Fueron compensados con 800 mil dólares por renunciar a los 10 años que restaban de la majestuosa estructura levantada en la avenida Balboa y la calle Ecuador.