Nicaragua está empantanada. El dictador Daniel Ortega ha maniatado al país, confiscando las libertades de sus compatriotas, de los cuales 325 han muerto en protestas desde abril del año pasado, amén de centenares de detenidos y miles de exiliados.
Para analizar nuevamente la grave crisis política por la que atraviesa esa nación centroamericana, mañana, martes, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) tendrá una sesión extraordinaria , a petición de Canadá.
El pasado 11 de enero este ente de la OEA inició lo que denominó una “apreciación colectiva” de los acontecimientos en Nicaragua como parte del proceso para la aplicación de la Carta Democrática, que puede derivar, de fracasar las gestiones diplomáticas y los buenos oficios para normalizar la situación en ese país, en su suspensión del organismo.
Para ello, el Consejo Permanente deberá convocar a un período extraordinario de sesiones de la Asamblea General para determinar si se ha producido la ruptura del orden democrático y se defina su posible suspensión.
Para aprobar la suspensión, son necesarios 24 votos, o sea , dos tercios de los 34 miembros activos del organismo.
El miércoles, Naciones Unidas aplicó al país el examen periódico universal, en donde se exigió la apertura de la libertad de expresión, el derecho a la protesta, libertad inmediata para los presos políticos, apertura a la supervisión de misiones internacionales, e investigaciones independientes sobre los crímenes cometidos.
Diálogo
El pretendido diálogo entre la oposición y la dictadura para allanar camino y sacar al país de la crisis en que se encuentra ha resultado hasta el momento un fracaso.
La opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia ha insistido en la mesa de negociaciones por la liberación inmediata de los más de 600 presos políticos, pero Ortega, pese a acuerdos previos, no ha movido ni un solo dedo para que esto se cumpla.
Ayer, domingo, la agrupación opositora evaluaba si volvía a la mesa de negociación, luego de que se retirara el viernes como protesta por la muerte en las mazmorras de la dictadura del preso político Eddy Montes Praslin, de nacionalidad estadounidense- nicaragüense.
Víctima del régimen
Ayer, domingo, los gritos de “¡Eddy Montes, presente!, ¡Justicia!,¡La lucha sigue contra esta dictadura que asesinó a nuestro hermano!”, retumbaron en las calles de la ciudad de Matagalpa, a unos 124 kilómetros de Managua, la capital nicaragüense, donde el cuerpo del opositor era despedido por una multitud cuyos movimientos eran seguidos de cerca por las fuerzas militares del régimen orteguista.
“Estamos rodeados de policías (...) El asedio ha sido constante toda la noche y desde antes de que llegáramos” con el cuerpo desde Managua, declaró Francisco Montes, primo de la víctima.
Montes, de 57 años de edad, estaba detenido desde noviembre en el penal La Modelo, 20 kilómetros al norte de Managua, acusado de participar en las protestas que estallaron en abril del año pasado contra la dictadura.
El opositor había emigrado en su infancia con su familia a Estados Unidos, donde se nacionalizó y sirvió en la marina de ese país, y habría regresado a Nicaragua hace seis años, confirmó su primo.
Montes era acusado por la Fiscalía de “terrorismo”, figura que se aplica desde julio pasado a quienes se atrevan a protestar, y que también se exponen a ser acusados de otros cinco delitos.
El Gobierno señaló que Montes resultó herido con arma de fuego durante un amotinamiento el jueves en las celdas de máxima seguridad de la cárcel La Modelo, que alberga a cientos de presos políticos, aunque todo indica que un custodio le dio el tiro de gracia por la espalda.
(Con información de ‘Confidencial Digital’, AFP, ‘La Prensa’ y ‘El Nuevo Diario.com.ni’)