Panamá fue escenario de un pulseo entre Odebrecht y las autoridades panameñas. Mientras en Brasil y Suiza Odebrecht perdía cada batalla legal, en Panamá se alzaba con victorias que, en cierto modo, frenaban las investigaciones de la operación Lava Jato en Brasil.
Ello habría sido posible gracias a una presunta conspiración de ejecutivos de Odebrecht que habría logrado, al menos al principio, que las autoridades locales no enviaran información que habría sido catastrófica para la empresa y para Marcelo Odebrecht, el poderoso presidente de la empresa, en aquellos momentos investigado y hoy condenado a 19 años de prisión por corrupción.
Fernando Migliaccio –ejecutivo de Odebrecht, encargado de gestionar los pagos de sobornos a políticos brasileños y extranjeros, acogido al programa judicial de confesión a cambio de reducción de condena– abordó el tema el año pasado revelando detalles de la conspiración.
Migliaccio no es un ejecutivo común en Odebrecht. Su cercanía a Marcelo Odebrecht quedó evidenciada, cuando este lo nombró tesorero del llamado Departamento de Operaciones Estructuradas (o de coimas). Desde ese “cargo”, ejercía el control de caja y de los pagos ilegales.
Junto a él estaba su colega Luiz Eduardo Soares, quien es también ejecutivo de Odebrecht, pero en el organigrama paralelo de la empresa, él era el cerebro a la hora de estructurar las operaciones financieras para el pago de coimas complejas y de gran volumen.
Así pues, Migliaccio entró en materia en Curitiba (Brasil), sede principal de la investigación Lava Jato, entre el 20 de julio y el 14 de octubre de 2016. Concretamente, el 9 de agosto de 2016, Migliaccio describió las artimañas de Odebrecht para frenar la respuesta de las autoridades judiciales panameñas a las solicitudes de cooperación que habían enviado fiscales federales a cargo de la operación Lava Jato.
OBSTACULIZAR LA JUSTICIA
Migliaccio explicó que Soares y un operador financiero externo, de nombre Rodrigo Tacla Durán –actualmente en arresto domiciliario en España– viajaron varias veces a Panamá. Su objetivo era pedir ayuda a su hombre en Panamá, André Rabello, “ para frenar el pedido de cooperación hecho por Brasil a Panamá”. Migliaccio dejó claro que esos viajes pretendían “interferir en la colaboración del gobierno panameño en el año 2014, después del inicio de la operación Lava Jato”.
Migliaccio no recordó en qué mes de ese año se iniciaron las conversaciones. Pero, ¿cómo se enteraron estos operadores financieros de que había una solicitud de ayuda de fiscales brasileños?
La respuesta se la dio Soares. Rabello tenía profundas relaciones en el Gobierno, pues Soares le dijo que el superintendente de Odebrecht en Panamá le había informado “que había llegado a Panamá un pedido de cooperación tramitado por las autoridades brasileñas”.
Sin tiempo para preguntar cómo Rabello había obtenido esa información, el anuncio los dejó fríos. Pero la reacción fue inmediata: “Luiz Eduardo Soares iría, junto a Rodrigo Tacla Durán, a Panamá para discutir con André Rabello la mejor manera para tratar de frenar el pedido de información hecho por las autoridades brasileñas”.
Fueron, al menos, “tres veces” a Panamá para encargarse “específicamente de este asunto”, y que cada vez que Soares regresaba a Brasil le informaba puntualmente del resultado de sus gestiones.
Y nada habían dejado al azar. Migliaccio declaró que Rabello “estaba presionando al presidente de Panamá para que no remitiese las informaciones solicitadas por Brasil” , luego de haber tenido acceso a la comisión rogatoria enviada a Panamá por Brasil.
‘ÉXITO’
Y las cosas, por aquel momento, de acuerdo con Migliaccio, marchaban según lo planeado. Soares le contó a Migliaccio que estaban teniendo éxito en su cometido de impedir que Panamá remitiera las respuestas al pedido de cooperación de Brasil.
Y el éxito de su objetivo se debía, según le contó Soares a Migliaccio, a la relación “estrecha” entre “Rabello y el presidente de Panamá”, cuyo nombre Migliaccio no precisó. Y el dato es importante porque en 2014, la Presidencia estuvo ocupada seis meses por Ricardo Martinelli –hasta el 30 de junio de 2014– y por el actual presidente, Juan Carlos Varela –desde el 1 de julio de 2014–.
Consultado sobre lo dicho por Migliaccio, el presidente Juan Carlos Varela dijo ayer que “las asistencias judiciales son competencia exclusiva del Ministerio Público y del Órgano Judicial” y que “los avances que se dan en Panamá en la lucha contra la corrupción y el blanqueo de capitales y los resultados que se están obteniendo dejan claro que la autoridad de mi cargo la estoy ejerciendo apegado a la Constitución y las leyes y en defensa de los mejores intereses de la Nación”.
Se consultó a los abogados de Martinelli sobre el mismo tema, pero no hubo respuesta. Sin embargo, el exgobernante publicó en su cuenta de Twitter que él no era el presidente al que Odebrecht había presionado.
La mayor precisión que hizo Migliaccio sobre este acercamiento con el presidente de Panamá fue que al momento en que se habría fraguado la conspiración, “la implicación de Odebrecht en Lava Jato ya era pública”.
“Soares tenía miedo de que si se respondía a la rogatoria enviada por Brasil, serían descubiertas las cuentas bancarias usadas por Odebrecht para realizar los pagos paralelos en Panamá”, apunta Migliaccio en su deposición ante los fiscales.
FAVORES DE UN BANCO
Si bien la penetración de Odebrecht en el gobierno quedó clara con el testimonio de Migliaccio, la empresa también contaba con amigos influyentes en otros frentes.
El Ministerio Público de Brasil había enviado a Panamá una comisión rogatoria en marzo de 2015, a fin de identificar tanto remitentes como destinatarios del dinero que transitó por cuentas bancarias en Panamá hacia Suiza, ligado a la sociedad Constructora Internacional del Sur, S.A.
Soares y Olivio Rodrigues, el operador financiero que tenía Odebrecht para manejar cuentas bancarias en Panamá–en concreto, las de Constructora Internacional del Sur, S.A. en el Credicorp Bank– recibió información sensitiva de un banco.
Según la delación de Migliaccio, Soares y Rodrigues “recibieron del banco Credicorp la información de que había un pedido hecho por las autoridades brasileñas para el suministro de informaciones relacionadas con las cuentas bancarias utilizadas por Odebrecht”.
Así, pues, el pedido de cooperación de Brasil –que se supone debía ser secreto– estaba en conocimiento de Rabello, de Rodrigues y de Soares, y de Migliaccio, o sea, de los lavadores de dinero.
Migliaccio reveló otro dato interesante. Dijo que en el envío de recursos a los bancos, especialmente entre las cuentas administradas por Odebrecht a través de Rodrigues, “era cobrada una comisión por los bancos PKB, Meinl Antigua y Credicorp Panamá, de la cual una parte se quedaba en el banco, otra era dividida entre el deponente [Migliaccio], Olivio Rodrigues y Eduardo Soares”. Además, que “en el Meinl Antigua y en el Credicorp, la comisión incidía sobre las cuentas administradas por Olivio y era equivalente a aproximadamente el 2% del valor recibido”.
COMUNICACIÓN DIRECTA
El delator reveló que Rodrigues y Soares se comunicaban con el que Migliaccio identifica como gerente de Credicop Bank –de nombre “Eduardo”– a través de un sistema secreto fabricado en Odebrecht –Drousys– que les permitía enviarse correos y mensajes instantáneos utilizando nombres clave.
La petición de auxilio de Brasil fue finalmente completada a finales de 2016.
Antes de esta solicitud, el Ministerio Público de Panamá había recibido una petición de ayuda del Departamento de Recuperación de Activos del Ministerio de Justicia de Brasil –en el marco de Lava Jato– a fin de tomarle declaración con carácter de urgencia a Ida A. de Rodríguez, localizable en calle Aquilino de la Guardia, No. 8, edificio Igra.
Aunque tiene fecha del 18 de diciembre de 2014, el documento fue recibido el 6 de enero de 2015 en el Ministerio Público, a solo días de haber tomado posesión la entonces nueva procuradora, Kenia Porcell. Este pedido fue retirado por Brasil en febrero de 2015.
La petición iba dirigida a la entonces procuradora Ana Belfon, quien dijo que no recuerda tal petición. “Ese hecho puntal no lo recuerdo pero sí llegó; a todas las asistencias judiciales se les daba el trámite normal”, indicó.
“En lo que respecta a mí, como representante del Ministerio Público sobre este tema, no recibí ningún tipo de presión [...] , Yo jamás recibí algún tipo de presión de [Ricardo] Martinelli respecto a ningún tema, porque nunca recibí llamadas ni acepte ningún tipo de llamadas ni de Martinelli ni de nadie”, dijo.
LA RETIRADA QUE FRACASÓ
Migliaccio trabajó de 2008 a 2016 en el Sector de Operaciones Estructuradas de Odebrecht y durante su gestión “se abrieron de 30 a 40 cuentas bancarias en el extranjero para tramitar los pagos paralelos de las coimas” que, según desvela él mismo, trataron de ser cerradas a partir del segundo semestre de 2015, tras la detención de Marcelo Odebrecht en Brasil.
“Se ideó un plan de retirada para cerrar las cuentas bancarias en el extranjero”, explicó, tarea esta que él mismo realizaría. Pero no contaba con que al momento de hacerlo sería detenido por la Policía suiza.
Migliaccio había salido de Brasil, según contó, cuando comenzaron las pesquisas de la operación Lava Jato, poco antes de julio de 2014. Marcello Odebrecht había decidido la salida inmediata de Brasil de los ejecutivos que operaban ilegalmente en el departamento de coimas.
(Con información de Olmedo Rodríguez).